jueves, 17 de febrero de 2011

Fic Enemys or Lovers Capitulo 63


CAPITULO 63

Observó la puerta por donde se había ido su hermano, tenía razón. No podía rendirse…no mientras su futuro junto a Afrodisia fuera lo que se jugará. Le probaría a ella y a todo el que estuviera enfrente que no importaba esa barrera que sus antepasados habían creados para ellos.
Sintió un impulso de ir con ella, buscarla pero se contuvo. Ahora que había conversado con su hermano tenía una diferente perspectiva “¿no piensas que tan solo estaba asustada?”. Al principio lo único que quería era golpear a cualquiera que estuviera frente a él, esperando descargar la ira y tristeza que sentía atravesar por todo su cuerpo, no podía entender lo que sucedía. Tan solo pensar en ella se le revolvía su estomago, su mente iba y venía con recuerdos de cada momento que compartió junto a ella…y su odio hacia ella crecía. Como si pudiera odiarla…odiaba la sangre que llevaba en sus venas. Si no fuera por ella…podría estar con ella sin problemas.
Ahora entendía el por qué de su reacción. Porque lo había mirado como si se estuviera muriendo por dentro de tan sentir su presencia. No era por él sino por lo que su nombre y titulo marcaban con fuego. Un dolor lo sobrecogió…su querida Afrodisia, estaba sufriendo tanto como él. Condenados a ser enemigos ante los ojos de quienes llamaban “familia”…y ser amantes siendo únicos testigos sus corazones. Pero todo eso se terminaría mañana por la noche. No importando si obtuviera el respalda de sus padres…él se quedaría con ella y lucharía a su lado. Se froto sus ojos y clavó su vista en el balcón, sintiendo una necesidad del viento rozando su rostro se levantó de la cama y abrió las puertas dejando entrar el helado aire dentro de su habitación. Dio unos pasos hasta quedar pegado al borde, posó sus manos en las piedras cubiertas por ramas viejas. Mirando hacia el bosque suspiró
Bill –donde quiera que estés…no olvides de que te amo –sus mejillas brillaron ante la luz de la luna por las lágrimas que salieron al cerrar sus ojos…


Sintió un nudo apoderarse de su garganta al ver la silueta de Sindra alejarse conforme su motocicleta corría por el gastado sendero del bosque. No sabía a dónde ir…que hacer. Quería gritar hasta que su garganta le doliera…hasta que ni un solo sonido saliera de ella, pero no se atrevía. Todo su cuerpo temblaba en pequeños escalofríos, poniendo torpe el agarre de sus manos sobre el manubrio. A lo lejos escuchaba los gritos de su amiga pero se negó a volver, no quería que la viera débil. Sin embargo sabía que a pesar de lo dura que había querido sonar…al final del día no podía engañarla. Sindra sabía tan bien como ella que jamás podría poner un dedo sobre Bill…mucho menos matarlo.
Quería odiarlo…odiarlo con todo su ser hasta tener las suficientes fuerzas para encararlo sin ningún sentimiento más que el odio de por medio. Pero cuanto más luchaba por lanzar fuera de su cuerpo todo el amor que le tenía…más sufría.
¿Por qué?
Gimió en su interior. ¿Por qué la torturaban enviándole a este ángel caído del cielo para verlo morir por sus propias manos? Una y otra vez podía ver su rostro lleno de sangre…su cuerpo en agonía por heridas que ella había causado. Apretó sus ojos ante tal visión. Ella no sería capaz… ¿o sí? Una fuerza en su interior emanaba, consumiéndola poco a poco…por saborear la sangre de sus enemigos…ver el miedo en sus ojos esperando la eminente muerte…el poder, la llamaba. Negó repetidas veces ante esos pensamientos que la atormentaban desde hace unos días. ¿Qué le estaba pasando?
Gustav
Su nombre apareció en su mente como si pudiera presentir que él tendría la respuesta que tanto anhelaba. Sin absolutamente nada que perder giró bruscamente y cambio el rumbo hacia el castillo en donde él la estaría esperando…lo sabía.

En el camino al castillo su celular vibró incontables veces en su bolsillo. Ni una vez se detuvo para contestarlo, ya sabía quien la estaba llamando. Bill. Con todos sus sentidos más alertas que nunca podía en su mente crear la imagen de él en una gran habitación con un decorado antiguo, sosteniendo el celular en su palma mientras marcaba su número. Con un dolor en su pecho no le contestó, si lo hacía podría mandar al diablo todo e irse con él pero solo lograría su muerte con ello…y se rehusaba hacerlo. Sin parar sacó su celular de su ropa y lo aventó hacia un árbol logrando que se partiera en pequeños trozos. Al menos así tendría más tiempo para aclarar lo que estaba sucediendo y más importante…decidir que sería lo que haría para alejarse de él…

Apenas llegó al castillo brincó de la moto y la apagó con solo un movimiento de su mano. Normalmente lo haría con las llaves pero no estaba de humor para hacerlo de la manera “humana”. Mientras se acercaba a las escaleras de la entrada las puertas se abrieron y sin dudar entró. Estando dentro sintió los pasos de su tan protector concejal, bajando de las escaleras con los brazos en su espalda y una sonrisa en su rostro
Gustav –veo que has vuelto, alteza –al llegar junto a ella se inclinó – ¿cómo le... –no pudo continuar puesto que ella al instante lo acorraló contra el barandal de mármol
Afrodisia – ¿a qué estás jugando? –el bufó, cansado
Gustav –me temo que no entiendo a que se refiere –sin ejercer presión se soltó de su agarre y le dio la espalda –si su alteza se explicara…quizás podría responder –sonrió y se volteó para encararla –la veo muy exaltada… ¿hay algún problema?
Afrodisia –no te hagas el listo conmigo –suspiró enojada –sabes de lo que hablo
Gustav –lamento contradecirla pero no lo sé –cruzo sus brazos –presiento que no le fue muy bien ¿tuvo problemas matando al príncipe? –su corazón se encogió… ¿Cómo podría matarlo si lo amaba? –hay cierta confusión en su mirada
Afrodisia –te equivocas –mintió –fui a donde me fuiste pero no vi nada que valiera mi tiempo
Gustav –perdón?
Afrodisia –te perdono –se rió –para la próxima vez solo avísame si es algo importante, no basura –se giró para irse hacia su habitación
Gustav –entonces me imagino que los mato –aferró su mano a la baranda –después de todo ellos asesinaron a parte del clan…amenazaron contra nosotros
Afrodisia –no lo hice –se mordió el labio –porque para cuando llegamos ellos ya no estaban –volvió a mentir –además esos no eran de nuestro clan
Gustav –claro que lo eran
Afrodisia –detalles mi querido Gustav…detalles –resopló –no sé qué es lo que estás intentando hacer pero no dejare que me engañes –lo miró por el rabillo del ojo –yo sé cuando son mi gente y esos…no lo eran –una sonrisa apareció en su rostro –ellos morirán…pero a su debido tiempo –sin decir una palabra más subió hacia su habitación dejándolo solo.
Siguió su figura hasta que entró a su habitación, solo hasta entonces soltó un gruñido y la sonrisa que tenía se esfumo ensombreciendo su rostro
Gustav –yo me aseguraré de que su tiempo llegue muy pronto…
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