CAPITULO 64
Con furia estampó la puerta, destrozando las vigas que la sostenían. Ni se inmuto al ver el desastre que había causado, alzó su mano y la paso sobre la puerta…al voltearse ya estaba reparada. Se recostó sobre su cama e intentó respirar calmadamente pero se le hacía imposible. Sus pensamientos estaban luchando por aclararse, encontrar si quiera una respuesta que la sacara de la locura que ahora era su mente. Cerró sus ojos y se frotó el rostro frustrada. Una y otra vez veía el rostro de Bill sonriéndole, abrazándola, riéndose junto a ella…diciéndole cuanto la quería. Su pecho se oprimió y toda la felicidad se derrumbó al recordar su encuentro en el bosque. No podía haber sido más desastroso. Aun estaba sorprendida por cómo pudo mentirle, tan descaradamente. Al principio parecía la mejor opción que tenía para sacarlo de su vida pero conforme los minutos pasaban, se daba cuenta que no existía manera alguna en la que pudiera borrar todo lo que habían pasado y lo que ella sentía por él. Se odiaba por ser tan débil. Jamás debí conocerlo, pensó. ¿Sería todo mejor? Imaginó su vida sin él…probablemente estaría camino a destruir a todos los clanes para que ninguno los persiguiera. Lucharía hasta ver al último vampiro caer ante sus ojos y por fin sería la dueña de todas las tierras, no más enemigos. Y seguiría vacía por dentro. Resopló fuertemente, ¿tanto la había cambiado él? y ni se había dado cuenta.
Se levantó de golpe y fue hacia el balcón, esperando relajarse estando con el viento alrededor suyo. Cerró las puertas detrás de ella, caminó hasta quedar pegada a la baranda y apoyó sus brazos sobre esta. El bosque estaba en completo silencio, como si nada o nadie se atrevieran a alterar la tranquilidad que lo rodeaba; se estremeció al sentir una corriente helada correr por su espalda. Se abrazó a sí misma tratando de entrar en calor pero sus manos le temblaban de tal manera que apenas si podía confortarse
Afrodisia – ¡¿qué me pasa?! –gritó al vació, hastiada de las reacciones que su cuerpo estaba teniendo últimamente. Ignorando los espasmos que recorrían todo su cuerpo, guió sus pensamientos hacia Bill…por más dolorosos que fueran pero tenía que encontrar una solución en donde no lo lastimará en el camino. ¿No ya lo has hecho?, escuchó una pequeña voz en su mente. Una lágrima cayó por su mejilla. ¿La odiaría por lo que le había dicho? No querrá ni verte…tú lo sabes, el te debe odiar con toda su alma, nuevamente esa suave voz resonó en sus pensamientos. Frunció el ceño extrañada, miró por el rabillo del ojo a sus espaldas esperando encontrarse con alguien pero no había nadie…muy extraño. Sacudió su rostro y suspiró. ¿Acaso se estaba volviendo loca? Seguro.
“Bill –quería preguntarte…si… –oyó unos suspiros –si tu…. Afrodisia –si yo?... Bill –si quisieras salir conmigo hoy?....”
¿Por qué tuvo que aceptar? Miró al cielo, recordando aquella llamada. Si se hubiera negado a salir con él, todo habría sido diferente. ¿O no?
Pero ahora no importaba cuantas suposiciones quisiera hacer, las cosas ya estaban hechas. Tenía que encontrar una solución a todo y rápido. Mañana sería la unión entre los clanes y daría inicio la guerra…por más que quisiera luchar contra él no podría…no después de todo lo que sentía
Afrodisia –maldito seas Bill –sollozó –no puedo matarte…no puedo –lágrimas cayeron por sus mejillas, dejando un rastro negro por su maquillaje. ¿Cómo podría hacerle daño? – ¿qué…qué voy a hacer? –su voz salió entrecortada por el llanto, su cuerpo temblaba…se abrazó a sí misma y agacho su rostro ocultándolo tras sus brazos
–su alteza, tiene que juntarse con los generales ahora mismo –levantó el rostro y miró hacia la puerta, no tenía fuerzas para hablar con él ahora, sin responder se desvaneció al único lugar en donde encontraría alivio –está ahí? –el pomo de la puerta giró y se abrió la puerta solo unos centímetros por los cuales se metió una cabeza –niña estúpida, se fue –suspiró –bueno…cuanto más sus emociones la ataquen mejor para mí luego será el momento…
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