domingo, 13 de marzo de 2011

Fic Enemys or Lovers Capitulo 66


CAPITULO 66

Se escondió pacientemente hasta que dejó de escuchar los pasos de los guardias que cuidaban la puerta lateral, no que importara. Con los poderes que tenía podía pasar enfrente de ellos y ni se darían cuenta. Y ellos eran los ‘guardianes’.
Antes de asomarse revisó que no viniera nadie. Perfecto, pensó al ver que todo estaba tranquilo. Caminó hasta quedar frente a uno de los ventanales del primer piso, que daba hacia una de las salas de descanso. A través del cristal se veía todo el salón, no había nadie dentro. Suavemente toco el vidrio, cerró sus ojos concentrándose…al abrir sus ojos se encontró del castillo, sonrió e hizo que su cuerpo se desvaneciera. Sería más sencillo caminar de esa manera, para que esconderse si podía caminar en sus caras y no la sentirían. Si, definitivamente así era mejor.
Salió del salón pasando por una vieja puerta que rechinó al cerrarse, al instante apareció un soldado. Afrodisia se apoyo en una de las columnas observando al soldado acercarse y abrir la puerta, confirmando que no estuviera nadie. Internamente se rió al ver el desconcierto en su rostro, ¿acaso podría ser más tonto? Dejándolo atrás se encamino hacia las escaleras principales. Atravesó el vestíbulo como si fuera su propia casa, sin prisa…grabando cada detalle del castillo en su memoria. Al llegar al final de las escaleras observó dos pasillos. Dejó fluir sus poderes por todo su cuerpo…buscando la esencia de Bill. Ladeó su rostro hacia el pasillo de la derecha, al final estaba su habitación. Bingo.
Mientras pasaba una a una las puertas, vio pasar a algunos vampiros. Todos inconscientes de quien estaba entre ellos. En todo el castillo podía percibir una energía increíble…seguro todo el clan estaba. Estuvo tentada de acercarse a más de alguno pero no perdería su tiempo. Había venido para ver a una persona…solo a una.

Se detuvo cuando la esencia de Bill se hacía más y más fuerte, este tenía que ser su habitación. A travesó la puerta como si fuera un fantasma, estando dentro fijo su vista en todo el cuarto. Todo estaba tirado, no había un solo artículo que no estuviera esparcido por el piso, frunció el ceño. Parecía que un tornado hubiera pasado por ahí. Con cuidado de no mover nada mientras caminaba, fue avanzando. Era la primera vez que estaba en su habitación. Se acercó a un mueble en donde había unas fotos enmarcadas; al ver la primera de cerca distinguió a dos pequeños niños jugando sobre un jardín, con todo el cuerpo cubierto de tierra, sonriendo mientras se tiraban lodo entre sí. En la otra foto estaba una pareja sentada en unos tronos y los dos pequeños al lado de cada uno. No era difícil adivinar quienes eran. Se volteó, caminó hasta quedar frente de la cama. Agachándose se sentó en el borde la cama, estiró su mano y rozó los dedos con las frazadas hasta las almohadas. Evitando cualquier pensamiento que pudiera hacerle olvidar el motivo de su ‘visita’ se levantó de la cama pero al hacerlo, movió la almohada logrando que se cayera. Resopló, si la dejaba en el suelo el sabría que había estado ahí. De mala gana se agacho para recogerla, antes de que pudiera dejarla sobre la cama observó una pequeña foto volteada. Curiosa tomó la foto y la volteó
Afrodisia –soy... –un nudo se formó en su garganta y no pudo hablar. Era ella. La foto era de ella. Como pudo se sentó en la cama mientras sostenía fuertemente la fotografía en sus manos. Cerró sus ojos tratando de controlar los impulsos que sentía de gritar. Volvió a mirar la imagen de ella dormida en los brazos de Bill. ¿Cuándo había tomado la foto? ¿Por qué lo había hecho? por el rabillo del ojo vio en donde el guardaba la foto –eso no cambia nada –se dijo a sí misma, fijo su vista en la foto. La tomo de ambos extremos para romperla. Sin embargo no pudo. No importó cuanto gritó en su mente ‘rómpela’, sus dedos no obedecieron. Frustrada dejó la foto en la cama, tomó nuevamente la almohada…pero antes de ocultarla, la vio por última vez. Se veían felices…y ahora…suspiró –déjalo ir –puso la almohada y salió del cuarto. Respiro fuertemente mientras dejaba atrás la puerta. Se repitió a sí misma la razón por la que se encontraba en el castillo. ‘No vienes a fraternizar’ pensó al transportarse al primer nivel, del lado trasero del castillo frente a las puertas de un gran salón en donde se escuchaba unos ruidos de lucha. ‘Se fría, dura, no dejes que te engañe….le darás una prueba de lo que le espera al pelear contra ti…tu puedes’. Posó su mano sobre la puerta y se transportó dentro de lo que parecía ser un gimnasio. Achicó sus ojos…todo estaba oscuro. Se quedo en la entrada mientras observaba cada rincón, a pesar de que todo se encontraba a oscuras podía ver con toda claridad. El lugar estaba lleno de áreas para combate y en una esquina, bien apartado había varios sacos para golpear. Lentamente se fue acercando, se quedo detrás de uno de los armarios en donde se guardaban armas. No pudo evitar soltar un jadeo al ver a Bill golpear sin detenerse el saco. Cargaba solo un jean negro, sus botas de combate…su torso estaba desnudo, respiraba agitado y pequeñas gotas de sudor corrían libremente por su pecho. ¿Cuánto tiempo hacía que estaba aquí?, se preguntó. Sus mejillas estaban tornándose de un leve rojizo por el esfuerzo que daba con cada puñetazo, sus ojos estaba achinados y sus párpados caían a cada segundo; sus labios estaban entreabiertos dejando salir gemidos. ¿Cómo podía seguir estando de pie?
Sacudió su rostro, no importaba nada de lo que acababa de ver. Agacho la mirada, respiro fuertemente y dio un paso adelante…hazlo….vamos hazlo, pensó –no seas débil –susurró. Se llenó de valor y dando otro paso hacia delante quitó el conjuro, dejándose ver ante el pero antes de que la viera dando un golpe se tambaleó perdiendo el equilibrio y cayó al suelo de rodillas. Se quedó congelada al verlo tirado, a pesar de la caída no se quejó. Un miedo le invadió, ya no sabía qué hacer…asustada se volteó, lista para irse cuando un sonido la detuvo
Bill –demonios –lo escuchó quejarse suavemente – ¡DEMONIOS! –dio un brinco al escuchar su grito, volvió a ser invisible y se volteó. Quería irse…sabía que si se quedaba... –Afrodisia... –se acercó a él –no…no te alejes de mí –un escalofrió le recorrió el cuerpo ‘no te alejes de mí’…las palabras se repetían en su mente –te…amo –sollozó. Lágrimas se apoderaron de sus ojos, rápidamente las quitó con sus dedos. Su cuerpo dolía al verlo llorar…él quien siempre se demostró fuerte ante todos…ahora se encontraba llorando en el suelo, solo. Un agudo dolor perforó su corazón…no podía dejarlo…así. Haciendo a un lado la poca razón que tenía se acercó quedando a su lado. Temblando estiro su mano quedando sobre su hombro. Esperando que no la rechazase se materializó, y posó su mano acariciando su hombro. Sin embargo el parecía no verla ni sentirla, asustada se arrodilló a su lado, suavemente con su mano sosteniendo su mejilla giró su rostro para que la viera
Afrodisia –B…Bill –aun con su cuerpo al borde de desmayarse, sintió una suave caricia y alguien que lo llamaba. Lentamente miró hacia quien lo llamaba, al verla ahí…tan bella como siempre se paralizó. ¿Sería real? O sería su mente jugando con él nuevamente. Inseguro estiró su mano y con sus dedos fue acariciando los cabellos que caían sobre su rostro, acomodándolos detrás de su oreja. Al rozar su mano por su mejilla vio como cerraba sus ojos y lágrimas caían mojando sus dedos. Con su otra mano borró los rastros de las lágrimas, ella abrió sus ojos y lo miró dudosa –Bill…perdóname…por favor –sollozó –yo…soy una estúpida, no puedo... –hipó –no puedo creer que te haya dicho todas esas cosas –se mordió el labio mientras hacía una pausa –quería…yo quise –se corrigió –olvidarte…me dio mucho miedo todo y creí que olvidándote lo solucionaría…que de esa manera iba a poder luchar contra ustedes…pero –agacho el rostro –no puedo…no importa cuánto trate, cuántas veces lo repita…lo que siento por ti no ha cambiado para nada…me duele no tenerte a mi lado, saber que estás a mi lado apoyándome…perdón…perdón por todo –suspiró –si…si no quieres perdonarme….si quieres que me vaya yo... –llevó su mano a sus labios callándola y le sonrió tiernamente. Antes de que pudiera preguntar porque lo había hecho, tomó su rostro entre sus manos acercándola hacia él. Se detuvo unos segundos mientras su perfume invadía su cuerpo destrozando la poca cordura que le quedaba. Temblando rozó sus labios, sintió como todo su cuerpo reaccionaba a su sabor; presionó aun más sus labios ansiando sus caricias…
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