martes, 25 de enero de 2011

Fic Enemys or Lovers Capitulo 59


CAPITULO 59


“Somos enemigos ahora Bill….asique cuídate tu espalda” Una y otra vez sus palabras volvían a sus pensamientos. Le dolía recordarlas pero más le dolía el recordar el rostro de Bill cuando las oyó. ¿Por qué?...quería gritar. Dentro de su cuerpo sentía la ira corroer cada minúscula célula y llenarla de odio hacia todos pero…sobre todo a sí misma. Desde un principio debió sospechar lo que estaba sucediendo pero por el amor que sentía hacia el no pudo, sus sentidos estaban cegados
Sindra –Afrodisia… ¿me oyes? –una mano se posó sobre su rostro –responde linda…dime algo –lentamente abrió sus ojos y la miró –que bien, por unos minutos estuviste como ida mientras nos tele transportábamos –observó a su alrededor desconcertada –estamos del otro lado del bosque, a unos cuantos kilómetros del castillo –Gustav….el lo sabía. Él fue quien la envió, lo había hecho sabiendo lo que sucedía….bastardo. Su mente le susurraba que lo matará. Merecía estar muerto; creía que podía jugar con ella pero estaba equivocado…todos lo estaban y ella se los demostraría –Oye con lo que paso con Bill y Tom –se tensó al escuchar sus nombres –no sé qué estarás pensando pero –sintió el temor en su voz – ¿era cierto lo que le dijiste a Bill antes de irnos? –no le quedaba otra opción, era pelear…o rendirse y si lo hacían la matarían
Afrodisia –me viste cara de que estaba jugando acaso? –resopló –por favor Sindra, se realista! –se levantó de un golpe y la miró furiosa –quienes son ellos? –No dijo nada –son del clan Kaulitz…creo que es obvio lo que tenemos que hacer
Sindra –no digas eso –frunció el ceño –yo…no me puedes pedir esto
Afrodisia –ellos son nada más que enemigos para nosotras –se volteó para mirar hacia el camino del castillo –mi deber esta con mi clan Sindra…soy su líder y tengo que protegerlos –una lágrima acarició su mejilla –nunca se debe involucrar los sentimientos en las guerras y lo sabes
Sindra –lo sé –sollozó –pero yo…no creo poder…
Afrodisia –matarlos? –Asintió –entiendo –se frotó el cuello y la miró detenidamente –en cada batalla que hemos tenido…has estado a mi lado como mi segunda pero…si es cierto lo que me estás diciendo –suspiró –estas relevada de tus cargos
Sindra –perdón? –abrió sus ojos asustada –los vas a matar? –la miró seria y cruzó sus brazos mientras se apoyaba en su moto –pero…tu…tu amas a Bill –roló los ojos –tu misma me lo dijiste
Afrodisia –palabras sin sentido alguno –titubeó si debería seguir mintiendo pero era mejor a dejar expuesto su temor por todo lo que se acercaba –y dejemos el tema aquí…ha sido un día muy pesado –se volteó, subió a su moto y la encendió
Sindra –ey –vio como se paraba a su lado –vi el miedo en tus ojos cuando miraste a Bill…asique no te vengas con esas estupideces que a mí no me convences –su cuerpo tembló –sé lo que estas pensando pero aun podemos cambiar todo esto…Afrodisia, hay una explicación para lo que está pasando
Afrodisia –y que quieres que haga? Ah?! –le gritó –el no me va a ver la cara de idiota…ambos se casan! –Lágrimas salieron de sus ojos –entre estos días las herederas del clan Müller vienen a una ceremonia y harán la unión –se rió –yo no dejare pasar esto…me las pagará todas…y cada una de las veces que se atrevió a mentirme…y en cuanto a Gustav…bueno, tan solo digamos que sufrirá una muerte muy lenta y dolorosa…el muy desgraciado sabía de todo esto…algo quiere sacar y no dejare que lo haga –un fuerte mareo se apodero de ella, se apoyo en el manubrio
Sindra –no estás bien…antes de irnos hacia aquí tu piel se puso negra y dura…en el cuello –se tocó su cuello al instante –ahorita no tienes nada…se desvaneció en cuanto te desmayaste
Afrodisia –no me he sentido bien en días pero no importa –intentó arrancar pero un calambre en su estomago le hizo retorcerse –¡aaaahh! –se quejó –demonios!
Sindra –estas sangrando –señalo sus labios –que tienes? –esquivó su mirada –que diablos tienes?!
Afrodisia –no lo sé! –Apretó sus puños –no entiendo que me está pasando –“Ya se acerca la hora”, esa voz en su mente le recordó su sueño. Temblando volvió a arrancar la moto y se fue
Sindra –Afrodisia! ¡¿A dónde vas?! –Vio como la moto se iba alejando en zigzag –si será de tonta –suspiró. Se montó a la moto, verifico la gasolina y la encendió. Si iba tras ella, Afrodisia era capaz de lastimarla…ella necesitaba estar un tiempo a solas para que se tranquilizará…era demasiado lo que se habían enterado con solo unos segundos. Tom. ¿El…la vería como su enemiga? Había actuado por impulso hace unas horas pero ¿qué pasaba si iba ahora con él? ¿Le dejaría hablar? –Solo hay una forma de saberlo –bufó –ya todo era demasiado bueno –se rió melancólica –espero todo salga bien –antes de que se arrepintiera salió en camino hacia el castillo del clan Kaulitz….

Tom –Bill, vamos…si quieres podemos –se detuvo mientras abría la puerta de su habitación y lo miró
Bill –solo quiero estar solo –cerró su puerta sin esperar una respuesta. Suspiró, no sería fácil para su hermano sobrellevar todo lo que había pasado…lo sabía porque también para él iba ser una tortura. Entró a su cuarto y cerró despacio la puerta. Apenas habían llegado su padre los había atacado con miles de preguntas, pero ninguno de ellos pudo decir una respuesta. Sabían que si decían que habían visto a la líder y a su oficial, las mandarían matar. Tiró su chaqueta sobre la silla del escritorio que tenía y se sentó en el borde de la cama
Tom –justo de ella tenías que enamorarte –bufó –habiendo tantas chicas dentro del clan tenías que escoger a quien esta prohibida… –se recostó boca arriba y cerró sus ojos. ¿Por qué ella? se cuestionó pero la respuesta vino rápido. Ella….era real, valiente, atrevida, fuerte, hermosa, entendía sus bromas, lo veía a él…por primera vez en años se sentía bien junto a una chica no solo por su físico, era más profundo. Sonrió al pensar lo “orgulloso” que estaría su hermano si supiera cómo pensaba ahora. Su sonrisa desapareció ante el problema que se les avecinaba. Eran de clanes en guerra, su relación esta por todos los medios prohibida. Su padre encabezaba la lista de quienes querían ver caer a ese clan, no sería nada fácil el explicarle lo que sentía por una de ellos. Si tan solo las cosas fueran distintas…pero no lo eran. No importa todo lo que deseara, las cosas eran de otra forma y tenía que buscar una solución en donde Sindra no saliera lastimada. Pero ¿cómo? Ella misma les había dicho “adversarios”. Acaso todo fue una ¿farsa? Quizás ellas supieron todo desde un principio y por ese motivo se acercaron a ellos. Su cuerpo se agitó. Con todas sus fuerzas deseaba que no fuera así, el había sido sincero en todo…o casi todo. Nunca le dijo que se iba a “casar”. Pero él no quería casarse y menos con otra que no fuera Sindra…y si le ¿hablaba? Podría mandarlo a patadas pero al menos sabría la verdad…

Escuchó pasar a los guardias que iban cuidando la parte trasera del castillo. Sonrió al verlos irse por una de las puertas
Sindra –que gran seguridad tienen por aquí –miró hacia arriba en todas las ventanas. Sería una locura ir y entrar en una ventana solo adivinando cual era su habitación. Cerró sus ojos y trató de ubicarlo; lo vio moviéndose de un lado a otro en una gran habitación, se concentró más y observó los detalles de su puerta pero conociendo lo típico habría cientos de puertas con el mismo diseño. Arriesgándose a que la descubrieran amplio sus poderes concentrándose en todo el castillo viendo cada pequeña parte de este. Cada pasillo, cada cuadro…buscando la esencia de Tom –bingo! –lo había encontrado en el segundo nivel, lejos en el pasadizo pasando las escaleras…décima puerta del lado derecho.
Subió con cuidado las escaleras antes de que alguien apareciera y estando en el pasadizo buscó la puerta que sería del cuarto de Tom. Vio el pequeño diseño que cubría la puerta, no podía tocar y verlo sino podría salir mal asique tendría que entrar con sus poderes….

Miró su alfombra y observó el camino que había marcado de tanto caminar sobre esta. Hacía unos minutos que había decidido llamarla pero no tuvo el valor para presionar el botón de llamada. Frustrado se alistó para salir y buscarla, en persona siempre era mejor hablar. Pero apenas posó su mano sobre el pomo de la puerta todas sus fuerzas se desvanecieron como si se las hubieran arrebatado. ¿Qué me sucede? Pensó. Se estiró sobre su cama y cerró sus ojos pensando en que debería pasar para que pudiera salir y buscarla
Tom –eres un idiota –suspiró
Si…lo eres –esa voz...
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