jueves, 26 de agosto de 2010
Fic Enemys or Lovers Capitulo 10
Espero que no dejen de comentar *-*
CAPITULO 10
Un silencio lleno la sala. Apenas se escuchaba las pausadas respiraciones de ellos. Se alejó de ella, con una mano tomo su cabeza y la otra se apoyo en el muro.
Gustav –estupendo –dijo sonriendo –entonces estaré supervisando los entrenos y reclutando más soldados…su alteza –se agachó haciendo una reverencia y se fue. Al cerrar la puerta detrás suyo cerró sus ojos y dio un suspiro aliviado –todo va…en buen camino –sonrió y se fue hacia los calabozos del castillo.
Pegada a la ventana, viendo el pasar de las nubes estaba ella seria. Su mente estaba colapsando, una a una las preguntabas azotaban sus pensamientos. Necesitaba alejarse de ahí para aclarar sus ideas y saber que estaba haciendo lo correcto. Sin pensarlo mucho salió de aquel salón, sin decir nada a nadie se fue en busca de su rincón personal, el lugar en donde podía respirar sin sentirse agobiada, en donde podía gritar, llorar si quisiera y sin nadie quien le reclamé… “su Santuario”.
Días después de la muerte de sus padres, se encerraba en su habitación sin hablar con nadie. Era demasiado lo que sentía dentro suyo que se aislaba de todo, quería sentirse segura. Tras los constantes regaños de su tutor, una noche fría escapó a la luz de la luna del castillo en donde era presa de los recuerdos, de los momentos que convivió con sus padres. Corrió adentrándose en el bosque sin importarle las advertencias que le habían dicho, del peligro que corría estando sola. Pasaron horas y horas mientras ella seguía corriendo, huyendo, dejando todo atrás. Al no fijarse un segundo en el camino tropezó lastimándose sus rodillas, se enderezó y al levantar la mirada sus ojos se posaron en un pequeño sendero gastado que nunca había visto. Caminando despacio fue acercándose, queriendo descubrir a donde llegaba ese sendero tan pequeño. Con su mano fue empujando las ramas que se interponían en su camino hasta que dio con una pequeña laguna. Se frotó los ojos esperando despertar, no lo podía creer. Era precioso. Esa laguna estaba encercada por espinas y arbustos tan altos como las montañas, una pequeña cascada caía en un costado de la laguna llenándola de agua cristalina. Vio como la luna se reflejaba con claridad en el agua y se sentó a orillas del agua, abrazándose a sí misma. Desde ese momento decidió que cada vez que se sintiera triste, confundida o tan solo quisiese tranquilidad…iría ahí, a su santuario.
Ahora, años más tarde estaba ella caminando por aquel sendero que de pequeña encontró. Con cuidado paso por los arbustos y llego. Hacía meses que no iba, estaba descuidado; las flores marchitas, las espinas llegando al principio del lago. Suspiró. Sin lastimarse fue limpiando y dejándolo como aquella primera vez que lo vio. Ella se había prometido que cuidaría ese lugar que en varias ocasiones le ayudo a desahogarse. Al terminar de limpiarlo, se apoyo en uno de los árboles y suspiró suavemente. ¿Cómo saber que estaba en lo correcto? Trataba y trataba de meditar sobre la decisión que le dijo a Gustav pero no sabía. Era un hecho que no podía dejar que ellos atacarán a su gente, era su raza, ellos confiaban en ella pero ¿acaso podrían contra dos clanes juntos? No había mentido al decir sobre las fortalezas de ambos clanes pero si bien ellos eran una raza excepcional, no eran muchos a comparación de los dos clanes juntos. Era un gran riesgo. Miro al cielo, las estrellas brillaban fuertemente. Agacho su rostro. Se rió de sí misma al considerar un “trato” entre los clanes. Jamás lo intentaría, por más años que pasaran en su memoria aun estaban frescos los recuerdos del día en que vio a sus padres por última vez con vida. No repetiría el mismo error.
Nuevamente subió su rostro fijándose en las estrellas, particularmente en dos…dos estrellas que estaban juntas brillando sobre todas. Sonrió.
Afrodisia –los extraño –frotó sus ojos evitando las lágrimas –necesito sus consejos…papá, mamá… ¿Qué debo hacer?... Se lo que sucederá si no tomo una decisión pero…no quiero tomar la errónea –sollozó –los necesito…me hacen tanta falta –lloró –tengo miedo…se que algo está por suceder, lo presiento…tal y como aquel día…pero…pero no puedo descubrir que es! –encogió sus rodillas apegándolas a su pecho –y con este chico…hay algo raro en el… ¡estoy tan confundida! –gritó. Fueron pasando los segundos, minutos mientras que estaba recostada en las raíces del árbol y poco a poco el sueño fue tomando posesión de su cuerpo dejándola caer en un profundo sueño.
Una ráfaga pasó revolviendo los cabellos que caían por su rostro; aquel par de estrellas postradas en el firmamento fueron bajando hasta estar a su lado transformándose en dos seres.
Uno de ellos lentamente se acercó a ella, estiro su mano, con cuidado y sin despertarla le acomodo su cabello detrás de la oreja. Poco a poco fueron tomando forma disminuyendo la luz que los rodeaba dejando ver sus reflejos en el lago, eran sus padres.
Madre –mi pequeña…mi niña –se abrazó a su pareja
Padre –ha crecido, ya no es una niña…es toda una mujer
Madre –sí, creo que me cuesta creerlo –sollozó
Padre –no llores cariño…ella estará bien
Madre –no puedo estar tranquila…al igual que yo, sabes lo que tendrá que pasar, me duele…no quiero que sufra
Padre –a mí también me duele pero…ella es valiente, es inteligente y le enseñamos bien…esto es necesario, es parte de su destino
Madre –pero –la interrumpió
Padre –además…no estará sola…ellos…ellos lo lograrán.
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