lunes, 11 de octubre de 2010

Fic Enemys or Lovers Capitulo 40


CAPITULO 40

¿Dónde estoy? –pensó. Trato de abrir sus ojos pero los sentía tan pesados como si algo estuviera encima de ellos, asique decidió no seguir intentándolo. Su mente daba vueltas, no recordaba lo último que había hecho. Recordaba haber estado con Sindra y luego….se fue al bosque? Si, fue al bosque pero…que paso? Respiro profundamente tratando de recordar. Estaba cerca del castillo pero…

Afrodisia –¡¿q…que…demonios me pasa?! –dijo agitada y tratando de respirar -¡Aaaahhh! –Cayó al suelo y quedo boca arriba –te….tengo…que llamar…llamarla –lentamente sacó su celular, lo abrió pero al abrirlo descubrió que su visión se ponía borrosa –aght…vamos –presiono unas teclas y se pegó el celular a su oído. Escucho el tono…una…dos…tres…hasta que contestaron –alo? –escucho una voz ronca…un bostezo –si? Afrodisia –Ah!....ven… -dijo retorciéndose –al…al bosque –quien…-escucho unos ruidos –Afrodisia?...Afrodisia?! Afrodisia –bosque…–no pudo continuar y se desmayo….

Ella… ¿se había desmayado? Si, había sentido unos dolores en su cuerpo y por el dolor que tenía su cuerpo se agoto causando así que se desmayara pero ella recordaba haber llamado a Sindra. Entonces estaría con ella. Deslizo su mano izquierda, sintió una tela muy acogedora acariciar sus dedos, estaba en una cama. Intento mover su cuerpo pero aun sentía ese peso sobre ella, como aun no podía abrir sus ojos con una de sus manos fue tocando su cuerpo hasta llegar a su cintura en donde sintió algo. Lentamente fue rozando lo que la tenía apresada, era un brazo…alguien estaba durmiendo a su lado. Dudo que fuera Sindra puesto que ella no lo haría además que su amiga no tenía un brazo tan duro y masculino…..intento otra vez abrir sus ojos, poco a poco fue viendo una tenue luz que alumbraba una esquina de la habitación en donde estaba. Conforme sus ojos se adaptaban fue distinguiendo mejor cada detalle, los muebles que adornaban cada parte del cuarto, los colores que le daban vida, sonrió y se dio cuenta que no estaba en la casa de Sindra. Se apoyo en su codo derecho quedando así de lado frente a la persona que estaba cerca de ella. Al quedar frente al rostro de él su corazón se aceleró. ¿Lo había llamado a él? Y…él la había salvado aun cuando ella lo había abandonado anteriormente. Acercó su mano hacia su rostro, rozando suavemente su piel fue delineando las facciones de su rostro hasta dar con sus labios, al tocarlos sintió una descarga correr por sus venas, una sonrisa se adueño de su rostro. Vio como fruncía levemente los labios y se movía acomodándose, al instante sintió como la apego más a ella con el brazo que tenía en su cintura. Pensó en despertarlo y alejarse pero al ver el cansancio en su rostro decidió no despertarlo. Una de sus manos las movió sobre las frazadas y con cuidado de no despertarlo lo tapo
Afrodisia –gracias –le dijo susurrando y se acurrucó en su pecho dejándose llevar por el sueño….

Lejos de aquella cabaña antigua que estaba en los límites del bosque; en el castillo Wendorff cerca de uno de los ventanales que daban a las afueras del castillo en el ultimo nivel de la torre más alta se encontraba observando Gustav, como los árboles frondosos se mecían al ritmo del viento. Se fijaba en cada animal que merodeaba a los alrededores del castillo esperando que apareciera ella. Sus manos estaban apoyadas en el muro, su respiración era pausada…estaba asustado. ¿Me habré pasado con el hechizo? –se preguntó a sí mismo. Hacía horas que estuvo en su habitación conjurando las invocaciones al demonio pero no sabía si lo había hecho correctamente…ella ya debería haber llegado al castillo hacía horas.
Dio un último vistazo a la ventana y se alejo. Fue bajando las escaleras lentamente meditando lo que había pasado. Estando ya en el segundo nivel del castillo fue hacia las habitaciones que quedaban cerca de las escaleras principales. Con las manos detrás fue observando todas las puertas al pasar, al llegar a la última se detuvo y abrió la puerta. Vio la cama y suspiró
Gustav –no está –dijo sonriendo –bueno, para mañana estará bien…tendré que tener cuidado en cada invocación….aun no es la hora –cerró la puerta y se fue sonriente a su habitación –pero muy pronto…

Durmiendo plácidamente se encontraba Afrodisia en la habitación de Bill. Rodando lentamente quedo boca abajo abrazando una almohada y bostezó. Bastaron unos minutos para que sus ojos se abrieran y se despertara por completo. No recordaba cuando había sido la última vez que había descansado tan bien. Se desperezó y se sentó en la cama notando que algo faltaba…o mejor dicho alguien. Por las luces que se colaban por la pequeña ventana sabia que ya era de día. Estaba por pararse cuando la puerta se abrió y entró Bill con una bandeja de plata en sus manos, al darse la vuelta la miró
Bill –veo que ya despertaste –le sonrió –que bueno –se acercó
Afrodisia –que traes ahí? –dijo inclinándose para ver
Bill –tu desayuno y el mío –ella frunció el ceño –que? Eres de las que hace dieta?
Afrodisia –no, es solo que –se rascó la nuca –no deberías haberlo hecho
Bill –pero
Afrodisia –es algo tonto –dijo seria y se arrepintió al ver como la alegría que el traía se borro al instante –pero…gracias…que… -carraspeó –que lindo detalle –trato de sonreírle
Bill –no es nada –se sentó junto a ella y dejo la bandeja sobre la cama –no sabía que te gustaba asique trate de preparar muchas cosas –rió –tienes hambre?
Afrodisia –un poco –se acercó gateando a él –no tenías en serio que hacer todo esto, de por si creo que no deberías haber tenido que ir por mí al bosque
Bill –y dejarte ahí? –Ella asintió –estás loca
Afrodisia –porque no estás enojado conmigo? –Dijo seria –la última vez que nos vimos te deje solo
Bill –lo sé
Afrodisia –entonces ¿Por qué no estás enojado?
Bill –no estoy seguro –suspiró –la verdad, me enoje en cuanto te fuiste pero después de pensar me di cuenta que quizás estaba forzándote mucho –agacho el rostro –no debí haberte dicho eso
Afrodisia –pero tienes razón –él la miró –estaba furiosa cuando me fui pero fue porque sabía que tenías razón y no quería admitirlo…no acostumbro a ser así
Bill –ser cómo?
Afrodisia –a decir las cosas sin pensarlo…y…contigo me pasa eso –se frotó sus manos –es como si no pudiera detenerme a decir todo lo que pasa en mi mente y cuando me doy cuenta es tan….tan
Bill –frustrante?
Afrodisia –si! –dijo brincando, el sonrió –no te rías –dijo frunciendo el ceño
Bill –no me río es que –la miró fijamente –deberías relajarte más
Afrodisia –por favor –tomo una de las fresas y la unto en chocolate –no tengo tiempo para eso –le dio un mordisco a la fresa
Bill –deberías intentarlo –tomo una de las fresas y se la comió –te sentirás mejor, además que así no te enojaras tan rápido
Afrodisia –ahora soy enojada –bufó –algo más que tenga que cambiar?
Bill –mmm…no, creo que nada más –le sonrió
Afrodisia –tu tampoco eres perfecto lo sabías?
Bill –lo imperfecto es perfecto –dijo suavemente, ella suspiró
Afrodisia –touche –rieron –oye…no te gusta el chocolate?
Bill –no, porque?
Afrodisia –no sabes de lo que te estás perdiendo –dijo mientras tomaba una fresa y la bañaba en chocolate. Bajo la atenta mirada de él mordió lentamente la fresa, en segundos pudo sentir el jugo de la fresa esparciéndose y mezclándose por toda su boca, deleitándola. Antes de que pudiera morder el último pedazo de fresa que le quedaba en su mano vio como él se acercaba hacia ella, estando a centímetros de ella cruzaron miradas y ambos instantáneamente cerraron sus ojos al sentir el roce de sus labios. Llevo una de sus manos detrás de su cuello acercándolo más a ella, movió suavemente sus labios lado a lado profundizando el beso. Segundo a segundo sentía como todo su cuerpo enloquecía con aquel delicioso tacto. Cuando sintieron la falta de aire se separaron quedando a escasos centímetros uno del otro, su pecho agitado subía y bajaba, podía sentir como su corazón latía a toda prisa
Bill –tienes razón…es exquisito –dijo sensualmente. Como si hubiera despertado de un sueño parpadeó rápidamente, su cuerpo temblaba e ignorando a sus pensamientos con una de sus manos corrió la bandeja hacia un lado y se acercó rápidamente a su rostro, uniendo sus labios una vez más. Por el impulso cayeron lentamente en la cama quedando ella encima de él. Para aferrarla a él, rodeo su cintura con sus brazos y la cargo logrando así que era quedara sentada sobre sus piernas, se acomodo en la cama para no caer debido a que estaban cerca del borde. Sus manos fueron descendiendo tímidamente de la cintura hacia sus caderas acariciando su piel, el calor de su cuerpo súbitamente se elevo, era como estar rodeada por las mismas brazas del infierno. Sus labios eran delgados, suaves, adictivos. Con cada beso su cuerpo se estremecía de pasión, no podía separarse. Por pequeños segundos se lograban separar para poder tomar aire, suaves sonidos se escapan de sus labios al momento de alejarse causando que sonriera dentro del beso. Parecía que se devorarían ahí mismo, hambrientos de pasión. Al momento en que se volvieron a separar un sonido que iba aumentando los hizo salir del mundo en el que se habían adentrado
Afrodisia –a…alo? –dijo agitada apenas se llevo el celular al oído –que…ah…si soy yo –se levanto –no es que…estaba…bueno no importa –suspiró –que paso? –empezó a caminar de un lado a otro –cálmate…si, si estoy bien….no me paso nada…dónde estoy? –lo miró mientras él se acercaba hacia ella –es que salí a caminar por el bosque –dijo mordiéndose los labios –si…a caminar tan raro es? –Oyó unos grititos –si…si…claro, ahí estaré –sintió como el jugaba con su cabello –que si, te dije que ahí estaré entonces ahí estaré….ya…bueno, nos vemos adiós –colgó el celular y lo guardo en su bolsillo
Bill –todo bien? –preguntó mientras le daba un beso en el lóbulo de la oreja, ella se estremeció
Afrodisia si –se aclaró la garganta –todo bien –lo miro fijamente –yo…me tengo que ir –se alejo –tengo que irme…gracias por cuidarme –trató de irse pero sintió como había entrelazado sus manos
Bill –tenemos que hablar sobre esto
Afrodisia –no hay nada de qué hablar –trató de calmarse –no lo hay
Bill –entonces pretenderás como si nada hubiera pasado? –dijo dolido
Afrodisia –solo nos besamos, no paso nada más…no hay nada detrás de ello
Bill –no fue solo un beso
Afrodisia –claro que si…acaso tendría que haber algo más?
Bill –amor –su corazón se comprimió causándole dolor –no me digas que
Afrodisia –que no significo nada? –Resopló –lamento decepcionarte pero si, solo fue eso…un beso…no significo nada para mí –lo miro seria –absolutamente nada
Bill –mientes –negó con su cabeza –¡¿por qué te empeñas tanto en mentirme…y más importante mentirte a ti misma?! -dio un puñetazo a la pared –por la forma en que me abrazabas…en que me besabas…como me miraste…se que tu lo sientes también –se acercó más –acaso no crees que yo tampoco estoy asustado? Ah?! Yo pensaba que estaba bien…que toda mi vida estaba bien pero…cuando te vi todo cambio –le acarició sus mejillas –no pude quitarte de mi mente! No podía…por más que pensara en otras cosas siempre regresabas a mis pensamientos…pensé que estaba volviéndome loco…que se me pasaría pero no fue así…cada día pensaba más y más en ti….
Afrodisia –no hagas esto…por favor –sollozo –no sabes lo difícil que es para mí
Bill –créeme si pudiera desechar y olvidarme de todo lo que estoy sintiendo lo haría…pero no puedo…si estás sufriendo tanto como yo…por favor dímelo…así sabré que no estoy loco…y que estos lazos que siento hacia ti no es parte de mi imaginación….que es real –la abrazó –dímelo
Afrodisia –yo….yo….no –se alejo de él –no puedo…no puedo –sollozó –no…
Bill –a que le temes? –delicadamente la abrazo por la cintura –a que le tienes miedo?
Afrodisia –no quiero….yo no quiero –se aferró fuertemente de su espalda –no quiero lastimarte –las primeras lágrimas cayeron libremente perdiéndose en la chaqueta de él –no…no quiero lastimarte
Bill –no lo harás….sshh…tranquila…no lo harás –le acaricio su espalda
Afrodisia –a quienes quiero…siempre les pasa algo –sollozo más fuerte –no quiero….tengo miedo
Bill –a quienes…les paso algo? –Preguntó con miedo –cuéntame
Afrodisia –a…a mis padres –su cuerpo temblaba –estaban protegiéndome y murieron….no pude….no pude hacer nada….no fui fuerte –suspiró –debí haberlos salvado –con cuidado la recostó sobre la cama y se acomodo a su lado acariciándole su rostro
Bill –no puedes culparte por la muerte de tus padres –ella se acurrucó en su pecho –no puedes –le beso la frente
Afrodisia –si…si no hubiera sido tan débil los hubiera salvado –lo abrazó –yo sabía que algo malo pasaría y no pude advertirles…yo lo sabía y no hice nada –trató de quitarse las lagrimas con sus manos –pude haberlo evitado
Bill –por eso te alejas de todos? –tomo su mentón alzándolo para quedar frente a frente –temes encariñarte porque crees que algo malo pueda pasar? –Ella asintió suavemente –sé que es duro la perdida que tuviste pero…tus padres no quisieran que vivieras aferrada al pasado y no pudieras vivir el presente
Afrodisia –pero
Bill –no hay peros –suspiró –no dejes que el miedo gobierne tu vida…quieres vivir siempre teniendo miedo? ¿Quieres siempre alejar a las personas que quieran estar junto a ti? ¿Qué no te des la oportunidad de experimentar estos sentimientos solo porque tienes miedo? ¿Eso quieres? –se acomodo –me has demostrado que eres fuerte….valiente…no le temes imponer tus pensamientos…y defiendes tus ideales…porque ahora todo es diferente? ¿Por qué cuando se trata de lo que sientes no lo defiendes y luchas por ello?
Afrodisia –yo…

La voz se le apagó. Estaba sorprendida; ahí estaba siendo consolada por ese chico. ¿Acaso no tenía autocontrol? Por más que quería irse, salir corriendo de sus brazos, gritarle y decirle que ella estaba bien así como estaba sabía que no era cierto y que él no la dejaría irse, no esta vez. ¿Debería hacerle caso? Huir u ocultar lo que sentía no le funcionaría por mucho, y la viva prueba de ello era ese momento. Ella sabía que tarde o temprano se descubriría pero no se imagino que fuera tan rápido. ¿Qué hacer? Froto sus manos fuertemente dándose calor, no sabía que consecuencias le traería lo que estaría por hacer pero…ahora lo tenía claro….
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