domingo, 24 de octubre de 2010

Fic Enemys or Lovers Capitulo 45


CAPITULO 45

Aun con su cuerpo en el suelo se quedo mirando fijamente la puerta que se acababa de cerrar ante sus ojos. ¿Era posible? ¿Ese era su esposo? No…no podía serlo. Era alguien más….un monstruo, cegado por la venganza y el poder. No era aquel joven con quien años atrás se había casado, no era él. Un sollozo salió de sus labios. ¿Cómo no se había dado cuenta de lo que estaba pasando frente a ella? Tan ciega estaba que no había podido ver como poco a poco la sed de poder, la necesidad de tener todo el control, el odio y la ira habían destruido a quien amaba. Trato de levantarse pero no tenía fuerzas, se sentía desconsolada. Con cuidado se acerco gateando a la cama y se recostó sobre la orilla. Tantos años….tantos años viviendo engañada…pero no más, se dijo a si misma. No dejaría que el dolor y la oscuridad hundieran a su familia, no lo permitiría. Si bien sabía que su esposo era impredecible, ella no era de las que se rinden fácilmente, haría todo lo que pudiera para detener los planes que él tenia. Apoyo sus manos sobre el suelo y se levanto dejándose caer en la cama, se acostó boca arriba y cerró sus ojos. Primero lo primero tendría que estar pendiente de cada movimiento de su esposo sin que el sospeche de sus intenciones. Tenia que ver que hacer con el matrimonio de sus hijos, sabía que ellos no estaban dispuestos a hacerlo y claro esta estaba ese “algo” que no le querían decir. Aquella vez que estuvo con ellos Tom menciono a una chica relacionada con Bill, ¿Seria por eso que lo había visto raro? Había estado más distraído de lo normal, sonreía en todo el día, se quedaba pensativo mirando hacia el cielo, suspiraba como pequeño enamorado y se sonrojaba al posar su mano en sus labios. Tenia que ser eso…además Tom estaba en lo mismo… ¿seria posible? ¿Acaso sus hijos habrían encontrado el amor? Su corazón se agito rápidamente y una sonrisa apareció en su rostro. Aun recordaba cuando eran pequeños y ella les contaba las leyendas sobre la unión de un vampiro con una vampira. Ellos siempre terminaban con caras de asco, se rió. Sus pequeños…habían crecido. ¿Cómo serian las chicas que poseen sus corazones? ¿Las habría visto ya? ¿Serian de su clan o del Müller? Sonriendo se levanto y se acercó a la ventana. Estaba tan emocionada de saber quienes eran ellas….

Con cuidado se me despertando sintiendo una fuerte brisa helada, ya era casi media noche. Al terminar de sentarse se percato en donde estaba, ¿cómo olvidarlo? Aun en la oscuridad pudo apreciar su rostro, estaba dormido apegado hacia ella. Su cabeza estaba apoyada sobre una de las frazadas y todo su cuerpo estaba al descubierto debido al viento que hacia. Al ver como estaba estirado se rió y se recostó a su lado, estiro su mano y delineo el contorno de sus labios. Mirando juguetona hacia los lados sonrió y se acercó hacia el topando suavemente sus labios, al separarse vio como el abría sus ojos y sonreía
Sindra –hola –susurró –perdón por despertarte
Tom –esta bien –bostezó –si es así…quiero que me despiertes seguido –dijo pícaro
Sindra –si verdad? –negó riendo –ay…que voy a hacer contigo? –se acomodo sobre su pecho
Tom –una buena opción es besarme…no crees? –Ella sonrió –o…podemos hacer…otras cosas –dijo moviendo sus cejas
Sindra –otras…cosas? –sonrió coqueta –y…como qué?
Tom –depende ti –le guiño
Sindra –entonces... –se mordió el labio –te tendrás que conformar con la primera
Tom –pero…no se vale –hizo un puchero
Sindra –es eso…o nada, tú eliges –sonrió
Tom –tramposa –la abrazo –pero está bien…por ahora te aceptaré solo el beso
Sindra –por ahora? –lo remedo –eso ya lo veremos –se acercó quedando a escasos centímetros, lo miro seria y el solo sonrió y termino de acercarse, rozando sus labios suavemente sin presionar, cerró sus ojos al sentir el contacto tan exquisito y suspiró, llevo sus brazos detrás de su cuello y empezó a jugar con las trenzas que le caían por sus hombros…se separo y lo miró sonriendo –hace cuanto tienes las trenzas?
Tom –te alejas para preguntarme eso? –ella asintió –pues...fue en una de mis victorias de una guerra –suspiró recordando –fue un obsequio de una princesa –ella frunció el ceño –tengo tantas admiradoras –se rió
Sindra –si no? –Achino sus ojos –entonces que ellas te vengan a hacer cariñito y darte besitos –dijo burlona, con cuidado se sentó –ush... –bufó –que tonta…yo aquí siendo tan……aish –susurró, al instante sintió como la rodeaba con sus brazos por la cintura –ni te vengas a hacer el lindo ahorita –se quejó
Tom –oh vamos –se acercó –no pongas esa cara –le besó el cuello –sabes que bromeo
Sindra –entonces me dirás que nunca hubo alguien por ahí? –Dijo seria –por favor
Tom –hubo chicas que se me acercaron pero nada pasó
Sindra –mmm
Tom –además…inclusive si hubiera habido alguien…te dije, nunca me había interesado alguien en serio…solo tu…además, no tienes nada que envidiar –ella sonrió
Sindra –no me ganarás así
Tom –ah no? –le sonrió juguetón –si soy bien lindo…no te puedes resistir a mi lindura –se rió
Sindra –bueno…creo que ya es hora de irnos
Tom –no me cambies el tema –dijo mientras se levantaban
Sindra –no te cambio el tema…es que es cierto, yo ya tengo que irme –se limpió la ropa –además no crees que Bill luego se preocupara por ti?
Tom –já! Ese hasta se debe de haber olvidado quien soy –se rió –ahorita solo tiene mente para tu amiga
Sindra –jajaja…ya veo –sonrió –más le vale no dañarla…sino aunque sea tu hermano lo mato
Tom –no te preocupes –recogió las frazadas y las dejo en la moto –él no le hará daño, jamás lo había visto así por alguien –sonrió –primero arriesga su vida ante la de ella –se sentó en la moto –vamos
Sindra –okey –se subió detrás de él –creo que para la seguridad de otros iré aquí –le sonrió
Tom –estoy de acuerdo –ambos se rieron –lista? –ella asintió –muy bien –y así se fueron de la playa. Conforme se alejaban Sindra sonreía, jamás olvidaría ese día. Si en la mañana tenía sus dudas sobre Tom poco a poco se iban yendo con todo lo que él había dicho y hecho. Nadie había penetrado sus barreras con tanta facilidad ni siquiera Afrodisia con quien compartía muchas partes de su vida. Todo era tan diferente cuando se trataba de Tom. No importaba cuanto se quisiera negar ante los sentimientos que crecían con cada segundo que pasaba, él venía con esa sonrisa dulce y picara atrapándola en sus encantos. Se mordió sus labios debido a sus pensamientos. Su madre tenía razón, y vaya que la tenía. Es imposible negarte al lazo que se crea entre las almas que están destinadas a estar juntas. Y pensar que ella antes moría antes de imaginarse a si misma en esa situación. Desde la muerte de sus padres rechazó toda posible idea de volver a dibujar, de encariñarse con alguien tan fuertemente hasta el punto de no querer vivir sin esa persona, le daba miedo y la aterraba pensar que algún día podía tener una separación tan abrupta como la tuya ella con sus padres. Pero…Tom tenía razón. Por más doloroso que haya sido lo que vivió con sus padres, todo tiene una razón de ser, todo va encaminado hacia donde estaba ella en esos momentos. Quizás si sus padres no hubieran muerto jamás hubiera estado aquella noche en esa batalla en donde conoció a Afrodisia. No hubiera sido su amiga y no se hubiera topado con él en el bar esa noche. Apego su rostro a la espalda y se acomodo quedando más cerca de él. Pero aun no sabía quién era el. ¿De qué clan vendría? ¿Sería del clan Müller? ¿Kaulitz? Esa última idea le causo escalofríos. Ella sabía que ambos clanes estaban prohibidos debido a las guerras que tenían, claramente el tampoco sabía que ella era del clan Wendorff… ¿qué le diría si lo supiera? ¿Acaso la querría aun siendo el enemigo? Cerró sus ojos tratando de alejar esos pensamientos. Trataría de no atormentarse, tendría que averiguarlo en algún momento pero no ahorita, suspiró triste.
Tom –estas bien?! –escuchó cómo le gritaba mientras manejaba
Sindra –sí, estoy bien! –gritó…en realidad ¿lo estaba? –al llegar a la casa lo pensare, se dijo a sí misma. Estuvieron llegando a su casa en exactamente media hora después de haber partido, ambos se bajaron y se quedaron parados frente a la puerta. Ella estaba perdida en sus pensamientos que no había podido detener en todo el camino, ¿había hecho lo correcto en estar con él? Lo miró detenidamente, estaba frente a ella con una sonrisa, al tener sus manos entrelazadas él acariciaba sus dedos suavemente
Tom –segura que estas bien? –le preguntó al notar lo “ida” que estaba –estuviste bien callada el resto del camino –ella sonrió
Sindra –sí, estoy bien…es solo que –le digo?, pensó –estoy…cansada
Tom –oh, está bien –la abrazo –entonces descansa…nos vemos mañana? –Ella asintió –buenas noches guapa –ella se rió –solo digo la verdad
Sindra –tonto –se alejó de él y fue hacia la puerta, tomo el pomo y lo giro abriendo la puerta, sintió un jalón –que... –en segundos sintió una presión sobre sus labios, al instante rodeo su cuello con sus brazos logrando así sentir su cuerpo contra él de ella –te quiero –susurró al separarse, él la miró sonriendo y ella se sonrojo –no digas nada –lo amenazó
Tom –yo también –la beso fugazmente –adiós –dicho esto se fue veloz a su moto, la encendió y tras despedirse con una señal se marchó. Ella se quedo unos minutos viendo como su cuerpo se alejaba más y más hasta que no pudo verlo….

Mientras Tom iba llegando al castillo, del otro lado estaban Afrodisia y Bill aún en el lago. Recostados sobre aquel tronco, ambos mirando hacia los ojos del otro tratando de ver quien…
Afrodisia –parpadeaste! –Se rió –yo gane…otra vez
Bill –haces trampa –se quejo
Afrodisia –no es cierto, acéptalo
Bill –claro que no
Afrodisia –que mal perdedor eres –le empujo bromeando el brazo –porque no lo aceptas?
Bill –porque haces trampa –dijo serio –no se vale
Afrodisia –y según tu como hago trampa?
Bill –me haces cosquillas y me veo obligado a pestañear –bufó –lo negarás?
Afrodisia –no –él la miró sorprendido y ella se rió –ay ya…mejor olvidémoslo –se acomodo debido a que se estaba resbalando de sus piernas –oye
Bill –dime amor? –su corazón se agitó al escucharlo, él había dicho amor? Cerró sus ojos y sonrió, pensar que antes ella creía que decir eso era para “tontos” y que ella jamás sería una, pero ahora…lo sentía como lo mejor que podía escuchar –que paso?
Afrodisia –ah…nada –sonrió al darse cuenta que se le olvidó lo que quería decir –no sería…
Bill –que?
Afrodisia –no sería mejor irnos ya? –Bostezo –es un poco tarde
Bill –si, es tarde pero…no nos podemos quedar un ratito más? –le sonrió –anda
Afrodisia –no puedo, lo siento –suspiró –tengo muchas cosas que hacer
Bill –entiendo –esperó a que ella se levantara para que pudiera hacerlo también –vamos, hay que ir por las motos
Afrodisia –claro –se acomodo su ropa y lo miró divertida –y…ya se te fue el miedo? –él la miro serio
Bill –que pesada –bufó –era por ti
Afrodisia –si claro –se volteó –vámonos
Bill –ella me tenía que gustar –dijo mirando al cielo –matara toda la paciencia que tengo
Afrodisia –uuuuh…que quejoso me saliste no? –Se rió volteándose –hay queda mucho por caminar… asique apresúrate
Bill –si mama –dijo burlón, ella se rió
Afrodisia –tan lindo él “bebé” –él se acercó a su lado
Bill –pero soy tu bebe? –ella se mordió sus labios
Afrodisia –tonto –le golpeo el hombro suavemente y empezaron a caminar…


Todas las luces estaban apagadas, todos estaban encerrados en sus habitaciones y un silencio profundo llenaba por completo los cuartos y pasillos del castillo. La luna alumbraba fuertemente los balcones del ala norte, en donde él estaba observando fijamente las afueras del bosque. ¿Estaría ya regresando? ¿Seguiría viva? Claro que sí, por más fuertes que fueran los hechizos no le pasaría nada del otro mundo. Pero tenía que tener cuidado con lo que hacía, no podía pasarse en cada invocación. Miro hacia lo lejos pasando el bosque, se podía ver el castillo Kaulitz.
Gustav –¿estarás con él? –Sonrió dejando ver sus colmillos –todo va como lo había planeado…falta muy poco –suspiró –creo que ya toda el siguiente –miró hacia la luna –si…espero no pasarme esta vez –dicho esto con una última mirada al bosque se adentró en su habitación y cerró el ventanal. Prendió algunas luces, se acercó a su cama y recogió el libro viejo. Lo puso sobre la mesa que tenía en el centro del cuarto, abrió el libro en donde tenía separado y fijo sus ojos en las palabras que tenía que decir sonriendo

…. “Ven a mí demonio…ven a mí….libérate de las cadenas que se te han sido impuestas siglos atrás. Ven y escúchame solo a mí….solo a mí. Escúchame a mí…que soy quien te hará libre…tomarás ese cuerpo que te pertenece y tomarás venganza sobre aquellos que te encerraron”….

Al terminar de pronunciar las palabras dejo el libro abierto nuevamente sobre la mesa y se fue hacia el balcón. Rápidamente abrió las puertas de vidrio y se apoyo en el barandal de fierro que tenía, mirando directamente hacia la ciudad
Gustav –a ver si no lo siente más fuerte estando con él –se rió –muy pronto podre completar el hechizo y serás mía…solo mía –en su rostro se formo una sonrisa. Decidió entrar a su habitación, no la esperaría esta noche…en la mañana vería su estado.
Lejos, en las afueras de la ciudad estaban Bill y Afrodisia montados en sus motos, habían quedado o mejor dicho ella había aceptado que él la acompañara hasta la mitad del bosque y el luego se iría a su casa.
Pasando por uno de los retornos creados por los humanos que daban hacia la ciudad, Afrodisia sintió un dolor agudo en su pecho…no de nuevo, pensó. Se fijo en Bill quien estaba conduciendo a su lado, cruzaron miradas y ella intento sonreírle y volteo la vista al camino nuevamente. Aguanta un poco, solo un poco y estarás en el castillo se dijo a sí misma, esperando que el dolor no aumentara. Pero no fue así, el dolor por cada segundo que pasaba sentía como si alguien le clavara algo en todo su cuerpo, sentía como si le estuvieran arrancando la piel lentamente, su vista poco a poco le fallaba, intentó fregarse los ojos con su mano….aun así apenas si podía distinguir alguna figura
Bill –ey….ey! –escuchó a lo lejos una voz –que haces?! –su pecho subía y bajaba rápidamente –gira! –aferro sus manos fuertemente al manubrio pero no tenía fuerzas para darle vuelta –Afrodisia maldita sea gira! –no puedo, intentó gritar…pero la voz no le salió –CUIDADO! –al oír el grito levantó el rostro y se fijo que se dirigía hacia un barranco, abrió sus ojos asustada e intento frenar pero su cuerpo no le respondía…. –NOOO! –estando a unos metros del borde vio una luz que se dirigía hacia ella y a los segundos sintió como chocaba contra ella tirándola de la moto….
----- | -----

No hay comentarios:

Publicar un comentario