martes, 7 de septiembre de 2010

Fic Enemys or Lovers Capitulos 16 & 17

Gracias a GG por la foto *O* la ame..jajajaja..bueno, no todas han firmado pero ahi vamos..espero estos caps les gusten.. a mi me encanto escribirlos..



CAPITULO 16

Ninguno dijo palabra alguna, lo cual le dio ‘permiso’ a su padre para ser quien hablara.

Padre –no sé por dónde empezar! –dijo alterado –primero tú –señalando a Tom –no sé supone que deberías estar en Polonia listo para contraer matrimonio con aquella heredera?!
Tom –pues…
Padre –y…y tú! –dirigiendo su mirada hacia el menor –en vez de controlar las prácticas de los soldados como te ordene, te fuiste sin decir nada a nadie!
Bill –¡tú no eres quien para mandarme! Y no tengo por qué decir a donde voy…ya soy mayor!
Padre –¡insolente! –Se acercó –soy tú padre y eso me da el derecho para decirte que hacer y que no...ten cuidado en cómo me hables…–se dirigió a las escaleras –que les quede en claro que aquí se hace lo que yo mando…en la mañana seguiremos hablando –dicho esto se fue. Sin decirse nada ambos subieron a sus habitaciones. Cruzaron los pasillos que estaban ubicados metros de las escaleras, Tom buscó su antigua habitación que estaba al lado de la de Bill.
Tom –buenas noches hermanito –dijo sonriente pero no recibió respuesta, solo vio como el entraba y golpeaba la puerta al cerrarla –que genio…ay, hermanito… -suspiró y entro. Buscó entre los cajones alguna ropa que hubiera dejado y se cambió; ya listo se dispuso a acostarse en su cama. Al tirarse boca arriba cerró sus ojos y sonrió al recordarse las palabras de su padre. Era cierto, ya tiempo que estaba fuera del país por órdenes de su padre. Años atrás en los países que rodeaban Alemania se estaban llevando a cabo varias guerras y su clan fue convocado para ir a ayudar, entonces como el mayor de los herederos fue mandado por su padre a liderar las tropas.
Las guerras duraron mucho y en el último país en donde había estado residía una heredera que aun no había sido desposada, en agradecimiento por la ayuda, el jefe del clan dio la mano de su hija en matrimonio y la respuesta del padre de él no tardo en darse a conocer. Pero para su ‘suerte’ al conocer a dicha chica no fue precisamente lo que él se había imaginado y en cuanto pudo salió del país para regresar a su querida Alemania sin dar aviso alguno sabiendo que si su padre se enteraba lo ‘mataba’. Ahora, volvía esperando recuperar el tiempo perdido con su “hermanito” quien al parecer había cambiado a como recordaba que era. La pregunta era… “porque”. Estuvo moviéndose por unos breves minutos hasta que su cuerpo logro conciliar sueño…a diferencia de Bill.
La discusión con su padre había sido la gota que había rebasado el vaso. No quería saber nada de nadie a menos que fuera de “ella”. A pesar de ser pocos días que llevaba buscándola estaba frustrado. No pensó que tratar de encontrarla sería tan dificultoso. ¿O habría sido todo producto de los tragos que aquella noche había tomado? Imposible. No había tomado tanto o al menos no tanto como para que su mente le produjera semejantes y tan reales alucinaciones. Y por si no fuera poco…su hermano había regresado. ¿Por qué? Todo estaba bien, ya se había acostumbrado a estar solo. ¿Por qué justo ahora volvía? Definitivamente ese no era su día. Suspiró mientras se recostaba en el borde su ventana. Cerró sus ojos y los recuerdos de aquel día llegaron velozmente a su mente. Odiaba a Tom, lo odiaba. O al menos eso era lo que quería pensar, lo que quería sentir desde aquel momento en que su hermano se había ido lejos de casa, lejos de él…

Siglos atrás, en una noche fría y lluviosa, en aquel castillo de piedra. En una de las habitaciones más grandes se encontraba una joven postrada en cama mientras las ayudantes la asistían para dar a luz, a un par de niños los cuales llevarían el apellido Kaulitz. Después de horas en labor el primero nació, una de las chicas lo cargó, limpió y lo llevo cerca de su madre… “Tom…Tom Kaulitz, así te llamaras mi niño”. Se llevaron al pequeño para cobijarlo mientras el segundo niño venía en camino. Diez minutos después nació Bill Kaulitz...
6 años pasaron volando y los bebés corrían libres por los jardines del majestuoso castillo mientras su madre los vigilaba por los ventanales del comedor mientras conversaba junto a su pareja. Sonrió al ver como sus pequeños jugaban entre ellos como siempre. Jalándose sus cabellos, persiguiéndose y empujándose para caerse y rodar por las flores que tanto ella trataba de cuidar sin resultado alguno…
Ambos niños en la sala conversaban tranquilamente mientras sus cuerpos se calentaban con el calor de la fogata. Ya dieciséis años tenían, a pesar que eran gemelos sus gustos habían ido variando dejándose ver en su estilo de vestir pero a pesar de ello…seguían siendo tan unidos como de pequeños.

Su madre estaba descansando cerca de ellos sentada en un sillón cuando un ruido estruendoso la hizo levantarse, sobresaltada vio que se trataba de su esposo quien venía alterado y serio. Sin decir nada se acercó a ella y tomándola del brazo se alejaron de sus hijos quienes no habían prestado atención puesto que seguían entretenidos mirando el fuego. Unos sollozos se escucharon luego de minutos estando solos. Ambos se levantaron y caminaron buscando a la persona que lloraba. Al adentrarse en aquel cuarto vieron a su madre abrazada en los brazos de su padre mientras él la consolaba.
Bill –¿mami? –sus padres los miraron –¿por qué lloras? –dijo acariciando el rostro de su madre pero no obtuvo respuesta
Tom –¿qué pasa padre? –dijo serio
Padre –hay unas guerras fuera de Alemania y nos han llamado…yo no puedo ir porque estaré fuera también en otro país… -se acercó posando sus manos en sus hombros –Tom…esta noche te vas para Francia…desde ahí lideraras el ejercito
Bill –¡¿QUE?! –se aferro a su madre –es cierto? –le preguntó temblando
Madre –si mi amor…tu hermano se irá por un tiempo
Bill –pero…!NO!...no pueden mandarlo lejos! –sollozó
Padre –Tom ya es grande y le toca ir a luchar en nombre del clan –dirigió su vista a él –anda a tu cuarto y saca ropa, guárdala y baja que el carruaje te está esperando
Tom –s...s…si papá –dijo titubeante…

Poco a poco iba sacando la ropa que creía conveniente y que fuera lo suficiente para estar fuera de casa por ‘un tiempo’. Mientras, era vigilado por su hermano menor quien de rato en rato dejaba salir un sollozo. En cuanto tuvo su ropa lista se acercó a su hermano quien estaba sentado en la cama con sus rodillas pegadas a su pecho y sus brazos rodeándolas.
Tom –Bill –posó su mano acariciando su pequeña cabeza
Bill –no…t…tu…n…no te puedes…ir –sollozó –no te vayas Tomi –subió su rostro quedando cara a cara
Tom –tengo que…ya verás que será por poco tiempo
Bill –no…no es cierto…te irás…y…y no volverás –lloró abrazándolo –por qué te mandan….porque?!
Tom –no lo sé….vamos Bill…tu eres fuerte –se apegó más a él –se que estarás bien
Bill –no…no me dejes solo…déjame ir contigo –sollozó –yo…yo quiero ir contigo
Tom –eres muy debilucho –dijo intentando bromear –de los dos soy el más fuerte –suspiró y ambos se separaron al escuchar el gritó de su padre llamándolo –me tengo que ir ya
Bill –no…no –lo abrazó más fuerte
Tom –no hagas esto…vamos –se separó bruscamente de él acercándose a la puerta –prometo regresar pronto… -tomó su maleta y se fue dejando la puerta abierta. Bill quien se había quedado absorto por unos segundos despertó y se levanto corriendo tratando de alcanzar a su hermano.
Bajo de dos en dos las escaleras, miraba como su hermano se despedía de su madre y luego de su padre quien ya había abierto la puerta dejando ver el carruaje en donde viajaría. Se tropezó al pisar mal una grada, con un poco de dolor se levantó y corrió hacia la puerta. Vio como su hermano se subía a aquel carro y cerraba la puerta. Al llegar a la puerta fue detenido por su madre quien al ver sus intenciones lo tomo de su cintura y lo abrazó.
Bill -¡NOOOO! –Gritó –¡SUÉLTAME! –Se sacudió y se soltó del agarre, salió corriendo intentado alcanzar al carro pero no pudo y cayó de rodillas al suelo mientras lágrimas corrían por sus mejillas –¡TE ODIO! ¡TE ODIO!......

Aquellos gritos aun los podía escuchar fuerte en todo su ser, desde aquella noche no había visto a Tom. Cada noche que pasaba aquel pequeño se paraba en la entrada del castillo esperando al regreso de su hermano mayor. Los años pasaron y con ellos la esperanza que algún día volviera murió, llevándose su alma.

Sintió algo tibio recorrer su rostro, llevo su mano hacia su mejilla y al pasarla notó que era una pequeña lágrima….


CAPITULO 17

Con rudeza se quito los rastros de aquella traicionera lágrima, negó golpeando su frente seguidas veces con la palma de su mano tratando de sacar esos recuerdos inútiles. Se levanto de ahí, buscó en donde dejar tiradas sus ropas y luego de haberse cambiado se tiro a su cama dispuesto a dormir después de muchas noches en desvelo.
La noche pasaba pasiva para todos pero para Afrodisia sucedió lo mismo que la anterior noche, aquella pesadilla volvía a acechar sus pensamientos. Sin embargo no fue la única, también Bill pasó por un sueño extraño
Sus ojos pesaban. Lentamente los fue abriendo encontrándose cerca de un campo que quedaba lejos del castillo. Vio a lo lejos como unos hombres creaban un círculo rodeando a dos personas dentro de él. Sintió una necesidad tan fuerte que no pudo evitar acercarse más y más quedando cerca de aquel tumulto de vampiros. Observó en el medio había ¿una chica? Si. Una chica parada en pose de ataque y a los pies de ella se encontraba un chico. Debido a la oscuridad no pudo divisar desde lejos quienes eran así que decidió acercarse más. Mientras más se acercaba, escalofríos recorrían su cuerpo. Estaba a un par de metros de ellos sin embargo el rostro de ella no lograba verlo con claridad pero…pero había algo en ella que lo unía. Rodeándola la fue mirando sin reconocerla, cansado y desconcertado estaba dispuesto a irse pero algo lo detuvo. El rostro de aquel chico que estaba malherido, le era familiar. Con miedo se fue agachando para verlo. Al fijar sus ojos no pudo evitar asustarse….era él. Con heridas en su rostro, arañazos en el cuello, un corte en su abdomen y el miedo y dolor en sus ojos. Se escucho a si mismo hablar con esa chica. Suplicar por su vida mientras ella se iba acercando hacia él. Aun ensimismado pudo escuchar aquellas palabras ¿Amor?... acaso ella era…algo de él? ¿La quería? Pero…y ella? ¿Qué había sucedido? Notó como ella se detenía…dudando de atacarlo pero una voz se dejo escuchar…y ella retomando aquella arma…lo mató…
De golpe despertó, se sentó y froto sus ojos con cuidado, paso su mano por su frente notando que tenía pequeñas gotitas de sudor debido a aquella ¿pesadilla? Respiro suavemente calmando su pecho que subía y bajaba rápidamente. ¿Sería solo un sueño? ¿O detrás de esas imágenes habría un mensaje esperando ser descifrado? No lo sabía…aún.
Sin hacer caso a sus pensamientos volvió a acostarse y se cubrió con las sabanas para volver a dormir.

Así paso la noche; tranquilamente para unos y dejando a su paso intriga para otros. Pequeños rayos de sol acariciaban las paredes frías de aquella habitación mientras el aún dormía.
En el otro cuarto ya despierto se encontraba el mayor cambiándose. Tenía mucho tiempo por recobrar y no quería perder ni un segundo asique luego de haberse cambiado salió de su habitación y caminó unos pasos para quedar enfrente de una puerta larga y un poco descolorida. Sabiendo que su “hermanito” seguiría durmiendo tomo la decisión de entrar sin tocar antes.
Cerró con cuidado la puerta para no despertarlo. Apenas estuvo dentro se fijo en cada rincón de aquel cuarto, había cambiado. Los recuerdos que tenía no se comparaban con lo que sus ojos veían en ese instante. Ya no habían tirados por el suelo juguetes, solo botas junto a los pies de la cama. De aquel ropero no colgaban pequeños pantalones, ni camisas angostas sino jeans y gabardinas grandes. Paseo sus ojos tratando de no olvidar alguna parte hasta que sus ojos llegaron a la cama. Sin hacer ruido se acercó y sentó cerca de él. Todos esos años en que estuvo lejos fueron los más difíciles que haya vivido. El no quería pero no tuvo otra opción, por más que intento surgían nuevas peleas, nuevas órdenes que cumplir retrasando cada día más su regreso. De verdad lo ¿odiaría? Recordaba cuanto lloró cuando supo que se tendría que ir, su hermano siempre había sido el más sensible ante esas situaciones pero…lo odiaría? Esperaba que la respuesta fuera negativa puesto que él nunca lo olvidó….
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