martes, 28 de septiembre de 2010

Fic Enemys or Lovers Capitulos 29, 30 & 31


CAPITULO 29

Sindra –yo?
Tom –cantas lindo –puaj! Que cursi salió eso… ¡¿Tom Kaulitz porque lo dijiste?!
Sindra –gracias –suspiró –me gusta venir por estos lados y cantar un rato
Tom –ya veo
Sindra –y tu…que hacías por el bosque eh? Es peligroso a estas horas –se rió
Tom –insinúas que no puedo defenderme?
Sindra –no claro que no –se rió más fuerte
Tom –apuesto que soy más fuerte que tu
Sindra –ya quisieras niño –miró al cielo –oye…sin parecer muy curiosa pero…ese chico Bill
Tom –si que tiene? –dije algo…enojado
Sindra –está esperando a mi amiga? –oh era eso, excelente
Tom –porque lo preguntas?
Sindra –quería saber
Tom –ella fue?
Sindra –yo pregunte primero –me sonrió
Tom –cierto…pues sí, sí fue y ella?
Sindra –algo me dice que sí –vi que jugaba con sus dedos –no me sorprendería que algo pasara entre ellos
Tom –que? Porque dices eso?
Sindra –debes ser ciego o el más tarado para no verlo…me creas o no
Tom –bueno…no te llevare la contraria en eso
Sindra –ah no?
Tom –digamos que yo…pienso lo mismo –me miró seria –mi hermano no es el mismo…y se debe a ella
Sindra –si… -su rostro se entristeció de un momento a otro y miró a la luna
Tom –ey…estas bien? –sin mucha fuerza tome su mentón con mi mano y giré su rostro quedando frente a frente. Al verla sentí como si hubieran golpeado muy duro dentro mío…se miraba vacía…sus ojos estaban vacíos. Acaricie su mejilla y ella cerró sus ojos apoyando su rostro en mi mano pero solo fueron segundos puesto que al instante se separó y se levantó
Sindra –adiós –no me dio chance a despedirme y ella ya se había ido…



Tom –se puede saber porque me miras así?
Bill –si te lo digo ni me creerías
Tom –inténtalo
Bill –admítelo…te gusta –lo miro sorprendido
Tom –quien?
Bill –ella,…Sindra –se miraron –por lo que me contaste…creo que no te hubieras quedado así nomás con ella…tú no eres así
Tom –y como soy en realidad si se puede saber?
Bill –te gusta estar con chicas…pero solo para la noche y ya…dudo que hubieras hecho lo mismo con ella que con otra de las chicas que se te ofrecen en los bares
Tom –bueno si…pero no quiero eso con ella
Bill –ah no?
Tom –claro que no…porque no es mi tipo…además, para que crees que estaba ahí? Para decirle que es mi amor de la vida?…pfff…Bill despierta…le estaba sacando información –sonrió
Bill –si claro…repítelo a ver si te lo crees
Tom –oh vamos
Bill –luego dices que yo soy quien no quiere escuchar las opiniones…me decías lo mismo a mi…recuerdas? –se quedo pensativo por unos minutos y luego respondió
Tom –no es lo mismo…no es la misma situación –se levantó
Bill –quizás no es la misma situación…pero si se que sientes algo por ella, se te nota
Tom –estás diciendo locuras
Bill –ah sí?
Tom –por supuesto!
Bill –entonces porque cuando me contabas te sonrojaste? –Se detuvo antes de abrir la puerta –oh si…cuando me contabas tú…te sonrojaste
Tom –no es cierto
Bill –niégalo si quieres…pero ya luego veremos –se levantó también y salió del cuarto dejando la puerta abierta y a su hermano………


Uno a uno iban saliendo los soldados de aquel gran “gimnasio” en donde habían pasado casi toda la mañana y parte de la tarde practicando…

Afrodisia –solo digo que estás, un poco rara –se terminó de vestir y le pasó una toalla
Sindra –no –se paso la toalla por el rostro y suspiró –no me dejarás verdad?
Afrodisia –sabes que no…recién te veo ahorita para la práctica y ni me hablas
Sindra –me levante tarde
Afrodisia –y?
Sindra –no hay nada que contar…además, no deberías ser tú la que cuente algo?
Afrodisia –yo?
Sindra –claro…al final fuiste o no?
Afrodisia –bueno… -se rascó la nuca
Sindra –tu cuentas…yo te cuento –le sonrió
Afrodisia –está bien –resopló –si fui
Sindra –y que paso?
Afrodisia –no mucho…conversamos unos minutos y me fui
Sindra –solo hablaron? –se acercó –segura? –al mirarse ella se sonrojo –o paso algo más?
Afrodisia –aish…bueno…nos besamos –susurro y tomo sus ropas sucias –vámonos
Sindra –alto ahí señorita –le dijo antes de que se fuera de los vestidores –que tú qué?
Afrodisia –nos besamos…te lo deletreo? –frunció el ceño
Sindra –creí que…no estabas interesada…y toda la sarta de cosas que me dijiste anoche?
Afrodisia –y no lo estoy
Sindra –y entonces porque lo hiciste?
Afrodisia –la verdad?
Sindra –nooo, la mentira…claro que la verdad –se cruzó de brazos
Afrodisia –no sé, o al menos todavía no sé –suspiró –todo fue bien raro…salgamos y te lo cuento….

Sindra –ya veo
Afrodisia –si, no sé que me paso en esos momentos…tan solo no pude…no pude pararlo
Sindra –sabes, tengo una ligera idea de lo que pudo haberte pasado
Afrodisia –en serio? –ella asintió –pero antes que me lo cuentes, tú qué hiciste anoche?
Sindra –yo? Pues estuve en mi cuarto toda la noche –la miró seria –bueno…lo estuve por unas horas pero luego salí
Afrodisia –ya decía yo, no te puedes quedar quieta no? –Se rió –fuiste de nuevo a ese lugar?
Sindra –si…y para variar me tope con ese chico
Afrodisia –el creído?
Sindra –ese mismo
Afrodisia –vaya…que hiciste?
Sindra –para sorpresa mía, conversamos un rato de… -la miró –bueno…de nada importante
Afrodisia –y?
Sindra –y nada…era tarde asique me fui y lo deje ahí
Afrodisia –oh…oye, y cuál era tu idea?
Sindra –oh…para eso necesitamos ir a la biblioteca del castillo……


Afrodisia –pero para que…–la interrumpió
Sindra –solo búscalo
Afrodisia –está bien, está bien –siguió mirando los libros…

Uno de los viejos salones que se encontraban en el primer piso del castillo había usado como librería por órdenes de los padres de Afrodisia y otros mayores del clan. Creían que era bueno que la historia, tradiciones y reglas estuvieran al alcance de todos, por si en alguna vez fuera necesario tenerlo cerca…como en este caso.
Una por el segundo nivel de libros y la otra buscando en el primero, así se estuvieron por un par de horas hasta que…

Sindra –lo tengo!...

CAPITULO 30

Afrodisia se detuvo y fijo su vista en su amiga quien venía bajando la escalera de la librera con un pequeño pero bastante grueso libro en su mano izquierda. Al terminar de bajar se acercó a ella y buscaron alguna mesa y unas dos sillas.
Sindra abrió el libro con delicadeza debido a su antigüedad, una a una iba pasando las páginas mientras Afrodisia solo la miraba esperando a que le dijera algo. Pasaron unos minutos cuando…

Afrodisia –sabes que no tengo mucha paciencia no? –resopló
Sindra –paciencia, paciencia mi querida amiga –siguió pasando unas páginas –aja…lo encontré
Afrodisia –ya era hora
Sindra –sabes…si no fueras mi amiga te patearía –le sonrió
Afrodisia –lo sé, por eso te quieroooo –la abrazó –ahora…vamos al grano
Sindra –de acuerdo, solo me prometes que me dejarás leerte esto y no me interrumpirás?
Afrodisia –ok
Sindra –no se vale que me digas que no puede ser ni nada…ok?
Afrodisia –si, si…lo prometo ahora dime que me asustas
Sindra –ok –suspiró y fijo su vista en el libro –con lo que me contaste de anoche, que no sabías porque no podías alejarte de él y todo eso no?
Afrodisia –sí, que tiene?
Sindra –lo que sucede es que me hiciste acordar de algo que me conto mi madre cuando era pequeña...

Sindra –pero…como sabré quien es mami? –se sentó en sus piernas y la mujer la arrullo
Madre –quien que bebe?
Sindra –quien será mi compañero, mi…como le dices a papi?
Madre –esposo?
Sindra –sip eso…como?
Madre –bueno hija –le acomodó unos cabellos detrás de su oreja –es bien difícil decidir quién estará contigo como pareja pero solo un pequeño detalle te podrá decir si sus almas están hechas para estar juntas –la niña asintió –un beso
Sindra –un…beso? –torció sus labios –guacala! –Su madre se rió –eso es asqueroso
Madre –a tu edad lo sientes así pero, cuando estés más grande probablemente no –le acarició su mejilla –mi madre me lo contó al igual que mi abuela a ella…se dice que en nuestra raza, las almas están durmiendo pasivamente largos años hasta que son despertadas por su otra mitad –hizo una pausa –al momento del beso se crea tal conexión entre ambas almas, que tu cuerpo cobra vida, te sientes contrariada pero feliz, atraída hacia ella, no puedes alejarte… -la pequeña miró atenta a su madre –a tu edad puede que no lo entiendas pero cuando seas grande, lo harás….


Afrodisia –me hablas en serio? –bufó
Sindra –no pongas esa cara –frunció el ceño –no sabías eso? Aquí en el libro esta escrito tambien
Afrodisia –quizás alguna vez mi mamá me conto eso pero lo debo haber olvidado, que se yo pero…no puede ser eso
Sindra –y dime porque no?
Afrodisia –pues… -se quedo callada y miró hacia abajo
Sindra –tan solo cálmate y piensa fríamente, es solo una opción….pero creo que es la más acertada, tú no tienes ni idea de por qué actuaste así pero esto podría explicar todo lo que sentiste, no crees?
Afrodisia –si pero
Sindra –pero?
Afrodisia –mira, digamos que esta cosa –señalo al libro –está en lo correcto
Sindra –aja
Afrodisia –y que ese beso…y lo que sentí –trago saliva –fue producto…de que…
Sindra –dilo
Afrodisia –de que ese tal Bill…sea….de que él sea
Sindra – tu otra mitad? Alma gemela? Gran amor?
Afrodisia –no abuses –resopló –además puede ser mi otra mitad en lo que respecto al alma…todo lo que tú quieras pero eso no significa que tengo que estar con él –se levantó –asique…asunto resuelto –se encaminó hacia la puerta
Sindra –un momento! –la jaló del brazo –creo que no captaste todo el punto de lo que te dije no?
Afrodisia –claro que si
Sindra –apuesto a que no…no entiendes que tu lo –la interrumpió
Afrodisia –lo amo? –Abrió la puerta –lamento decepcionarte pero no, yo no lo amo
Sindra –Afrodisia tu
Afrodisia –yo nada…lo que paso fue un lapsus de torpeza…no lo volveré a ver y ya…tengo suficientes problemas como para meterme en más…además estoy segura que él no me volverá a buscar
Sindra –quieres apostar? –se rió –es obvio que estará buscándote…nos los hemos topado ya varias veces porque crees que no volverá a pasar?
Afrodisia –tan solo tendré más cuidado y ya…y tú?
Sindra –yo qué? –salieron de la biblioteca
Afrodisia –cuando irás a juntarte con ese chico otra vez a que te oiga cantar? –se rió
Sindra –no trates de cambiar de tema además…yo no soy la que besó a alguien
Afrodisia –que necedad…y ya te lo dije y sobretodo, le advertí que no me buscará más
Sindra –acaso crees que te hará caso?
Afrodisia –claro que sí….


Tom –claro que no –le dijo mientras su hermano se paseaba entre los árboles
Bill –ya te dije que si –se recostó en una rama –no me daré por vencido
Tom –tu si que no captas un no verdad?
Bill –al parecer no –se rió –porque no me apoyas?
Tom –que acaso ella no te dijo que la dejaras en paz? Eso fue algo bastante directo
Bill –si pero…no puedo –suspiró –me puedes decir loco o tonto pero, ella…tiene algo que no me deja alejarme
Tom –las mujeres solo causan problemas Bill…créeme lo sé
Bill –lo dices por esa chica? –Se miraron –te tiene confundido
Tom –no
Bill –si
Tom –dije que no
Bill –lo escuche pero no significa que sea verdad –se acercó a paso lento hacia él –porque lo niegas?
Tom –yo… -resopló –tan solo me interesó como cantaba si? Yo no estoy para esas cosas…tu eres el romántico y cursi, a mi esas cosas no me van
Bill –hace unas semanas atrás te diría lo mismo pero desde que conocí a Afrodisia todo en lo que creía, mis ideas y pensamientos han cambiado totalmente……las cosas cambian Tom y uno por más que quiera…no puede evitarlo –posó una mano sobre su hombro –no temas el dejarte llevar por lo que sienta tu corazón, de acuerdo? –se quedaron mirando fijamente –me lo prometes?
Tom –claro –le sonrió –ahora vámonos que tenemos que entrenar….

Ya que no estaban lejos del castillo tardaron poco en llegar hacia el salón de entrenamientos en donde ya Georg los esperaba para dar el entrenamiento a todos los soldados. Porque como tal y lo habían prometido a sus padres, especialmente a su padre. Entrenarían a cada soldado que tuviera el clan para la próxima batalla que se generaría luego de la tan esperada “unión” entre ambos clanes.
Estaba observando a su hermano mayor dar órdenes a los soldados cuando en su mente le vinieron flashazos de las chicas que intentaron atrapar el otro día. Obviamente eran de aquel clan pero ¿serían simples espías? Probablemente no por la agilidad con que los evadieron en el bosque. ¿Sería la heredera de quien le había hablado su padre? No podía descartar esa idea. ¿Qué hacía ahí? Mientras más pensaba más se sentía extrañado. Quizás no pudo haberla visto de frente pero aquella figura se le hacía familiar…la habría visto antes?...

En esos mismos momentos también se encontraban entrenando Sindra y Afrodisia junto con los soldados de su clan. Si bien no le gustaba, tenía que cumplir con su palabra. La idea de tener que batallar contra dos clanes no le gustaba pero confiaba en la sabiduría de su concejal y en la fuerza de sus soldados y en la de ella. Mientras peleaba con uno de los novatos de las líneas, por su mente recorrían las imágenes de aquellas siluetas que lograron ver a través de los arbustos.
Altos, contextura delgada, uno tenía cabello largo y el otro un poco corto. Sus rostros….no los sabía. Para su lastima no habían podido verlos pero pronto sabría quienes eran. Aunque no consiguieran ver a los hermanos por el castillo los conocería el día de la batalla porque sabía que ellos estarían liderando su clan.
Desde lejos se encontraba Gustav observando a su “princesa” entrenar. Seguía cada pequeño movimiento con sus ojos mientras sonreía dejando ver sus colmillos.
Luego de estar un par de minutos más mirándola se fue dentro del castillo. Paso la sala principal, bajo una de las escaleras que llevaban hacia los calabozos y se paró enfrente de un candelabro, espero unos segundos mirando a ambos lados y jalo de él. Retrocedió un paso y miró fijamente la pared de ladrillos que poco a poco se iba moviendo para un lado dejando así ver una oscura entrada. Sin dudarlo entró no sin antes jalar nuevamente el candelabro para que así la pared volviese a su posición principal.
Grada tras grada iba bajando cada vez más, alumbrado tan solo por una pequeña antorcha que había encendido luego de que cerrara la pared. Diez minutos tardó en llegar hacia un pequeño cuarto; en donde había dos estantes de varias columnas con varios libros postrados por orden alfabético cubiertos por polvo y algunas telarañas.
En una de las esquinas se encontraba una gran mesa llena de tubos de ensayo los cuales contenían sangre al igual que también había unos libros entreabiertos. Dejo su capa sobre una silla y camino hasta la mesa de donde tomo uno de los libros, acarició una de las páginas con cuidado y sonrió

Gustav –y pensar que algunos consideraban esto solo un mito –miró el titulo de la página –“Teufel” o mejor dicho…demonio –leyó sonriendo –tus padres fueron tan ilusos al no darse cuenta de quien realmente eras…ahora…solo tengo que esperar….y muy pronto te liberaré…no descansarás hasta que todo aquel que se interponga en mi camino este muerto….la sangre de tus victimas será tu alimento… -dejo el libro sobre la mesa –he esperado tantos años…tantos años viéndote crecer…esperando el momento en que tu alma vuelva a la vida….y ahora…tu verdadero ser luchará por ser liberado….en unos cuantos días más tu alma será mía….Afrodisia.
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CAPITULO 31

En medio de la pelea, cuando iba a dar una patada sintió una presión en su corazón; era como si se lo estuvieran apretando con una mano, por el dolor cayó sobre sus rodillas. Al instante todas las peleas se detuvieron, llamando la atención de Sindra quien había salido por unos minutos, al verla corrió a su lado.

Sindra –ey…estas bien? –apoyo una mano sobre su hombro –que paso?
Afrodisia –nada –suspiró –no fue nada –intentó pararse pero sus piernas se doblaron –demonios!
Sindra –ven…te ayudaré –miró a todos los soldados –ustedes pueden retirarse! –apenas escucharon el grito desocuparon el salón dejándolas solas –ok, vamos a sentarnos –la cargo y llevó a las bancas
Afrodisia –te dije que estoy bien
Sindra –lo puedo ver –dijo riendo –no seas gruñona, de seguro estas cansada
Afrodisia –no lo estoy y no bromees ahora
Sindra –entonces sino estas cansada que fue?
Afrodisia –no tengo la más mínima idea –suspiró –estaba peleando bien pero…
Sindra –pero?
Afrodisia –estaba por pegarle cuando…no sé…fue raro, sentí como un dolor punzante en mi corazón, fue tan fuerte…en segundos caí al suelo
Sindra –quizás sea porque no has comido nada, será mejor que salgamos a cazar
Afrodisia –si…de seguro es eso
Sindra –entonces no se diga una palabra más…vamos

Tras haberse cambiado de ropa, salieron en sus motos para ir de “caza”. Se fueron dejando atrás la ciudad y los castillos. Pasaron por varios poblados hasta llegar a uno de los más lejanos en donde podrían cazar sin ser molestadas.
Pasaron unas cuantas horas y ya era de noche, Sindra y Afrodisia iban de regreso a la ciudad en busca de un bar en el cual pasar un rato de la noche, aunque no sabían con quien se encontrarían más tarde….


Se escuchaban las pisadas cada vez más y más cerca de aquel viejo cuarto, debido al silencio de aquel pasillo el ruido era aun más evidente.
Estando enfrente de aquella puerta levantó la muñeca preparada para golpear la puerta. Tres toques pero ninguna respuesta, no fue hasta el sexto golpeteo que la perilla se giró y la puerta se abrió dejando ver dos figuras

Madre –Bill, Tom…los estoy llamando hace más de una hora
Tom –ma…por favor
Madre –nada de ma…tú y tu hermano bajaran a cenar con nosotros en este momento
Tom –no podemos
Madre –no pueden…o no quieren? –antes de que él pudiera contestar el menor salió del cuarto quedando frente a ella
Bill –no queremos –dijo serio –Tom apresúrate que llegaremos tarde
Madre –a donde creen que van? –Levantó su tono de voz –no pueden salir
Bill –claro que podemos
Madre –no, se quedaran aquí
Tom –ma…sabes que con papá aquí no será nada agradable esa cena…no te enojes si? –Le dio un beso en la mejilla –no llegaremos tarde –se arrimó y fue bajando las escaleras dejándola con la boca abierta
Bill –hablamos mañana –se acercó y le dejo un beso en la frente, al alejarse le sonrió
Madre –con esa sonrisa no me ganarás jovencito –frunció el ceño
Bill –no pero…valía la pena intentarlo –se rió –adiós –al igual que su hermano bajo la escaleras y se junto con su hermano afuera del castillo, quitaron los seguros de las motos, las encendieron pero antes de irse escucharon como alguien de adentro los llamaba, esperaron unos segundos y por la puerta salió su madre –que paso?
Madre –solo…tengan cuidado si? –les sonrió dulcemente
Tom –jaja…de acuerdo, bye! –ambos arrancaron y se fueron dejando un fuerte rastro de polvo atrás suyo….

Todas las tiendas y negocios bajan las rejas y ponen los candados mientras que los clubes nocturnos y bares van abriendo sus puertas, encendiendo la música a todo volumen y preparando los vasos para las bebidas de la noche. En dos callejones opuestos los Kaulitz, Sindra y Afrodisia dejan bien resguardadas sus motos y van en dirección a un bar…“Die Nacht”….
Poco a poco el bar se va llenando, por una de las entradas frontales entran los gemelos llamando la atención del grupo femenino que está dentro. Miradas deseosas, besos volados y una que otra propuesta les llegan mientras van buscando alguna mesa en donde estar. Un par de minutos y ya están los dos sentados disfrutando de sus tragos observando a su alrededor, sin embargo ninguno presta atención a las cientos de chicas que les van dejando sus números telefónicos en servilletas sobre la mesa…
Luego de haber quitado a algunos “estorbos” en la puerta, Afrodisia y Sindra logran entrar al bar. Como costumbre sin esperar ni mirar hacia los lados van directo a la barra para pedir los primeros tragos de lo que promete ser una buena noche. Al llegar ven lo lleno que esta, riendo entre ellas van hacia donde se encuentra el barman. Logrando apartar a unos cuantos del punto se inclinan en la barra llamando la atención del barman; acariciando suavemente su mano lo jalan para susurrarle al oído, el sonríe. Sin prestar atención a los que piden sus tragos, les sirve a ellas primero. Con una sonrisa en sus rostros y guiñándole el ojo ambas se alejan, ahora si…en busca de una mesa.
Lo único iluminado en el bar es la pequeña pista de baile, el área de la entrada, la barra y las mesas están en más oscuridad. Cuidando de no botar su trago, se sientan en una de las tres mesas que están cerca de las escaleras hacia los privados…

Conforme las horas van pasando, más tragos, más risas y cigarros corren por las mesas del bar pero ninguno de ellos se ha ido. Ellas riendo de los tantos golpes que han dado a cada “idiota” que ha tratado tocarlas como si fueran un objeto. Ellos irritados por la insistencia de algunas que los han tratado de llevar a sus camas y que no entiendan un “No”.
Pasada la medianoche Afrodisia y Sindra deciden irse.

Sindra –segura?
Afrodisia –sí, creo que ya tengo suficiente para una noche –se rió –vámonos
Sindra –de acuerdo…

Dejando vacías las copas, se levantan, sacan sus chaquetas de los taburetes y se las ponen respectivamente. Dejan unos cuantos billetes en la mesa para el chico que las atendió y caminan atravesando una a cada lado de la mesa. Saliendo de la pista de baile estaba un grupo de chicos ya pasados de copas gritando y golpeando a todo el que estaba cerca, sin fijarse por donde iban terminaron cruzándose con ellas, botándolas hacia atrás....

Tom –oye…nos vamos? –le codeó a su hermano
Bill –claro –antes de levantarse fijo su vista en aquel grupo que venía tambaleándose, negó con su cabeza. Vio como de los lados pasaban dos chicas, espero a que se alejaran para poder levantarse junto con su hermano pero se alerto cuando escuchó un grito, al levantar la vista vio como las dos chicas caían de espaldas –Tom! –le gritó advirtiéndole. En segundos ambos se levantaron y acogieron en sus brazos a aquellas desconocidas.
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