Esta pic, no tuve tiempo de editarla pero en fin... esta pic va con el capitulo 33 ok? Y va dedicado a mi comadre Sindy! Loca, espero te guste...
CAPITULO
Mataré al idiota, fue el primer pensamiento que tuvo Afrodisia al reaccionar. Pero había algo que no entendía, si se había caído ¿por qué es que no le dolió? Acaso ¿tendría tanto alcohol en las venas que no sintió el golpe? Imposible.
–Estás bien?
Escucho una voz entre todo el ruido. Con rapidez entendió que alguien la había atrapado antes de que cayera al suelo y la tenía sostenida de la cintura rodeada con sus brazos. Sacudió su cabeza y lentamente abrió sus ojos. Se froto los ojos en busca de notar mejor quien era aquella persona. Al enfocar su vista al rostro choco con unos ojos caramelo, inmediatamente supo quién era. Su corazón latió más rápido y su mente le recordó que el la tenía “agarrada de la cintura”, sintió como su cuerpo se llenaba de un calor sofocante y sus mejillas ardían. Cerró sus ojos y respiro profundo. Con cuidado se acomodo y se alejo de él.
Bien, tu plan de estar alejada de él no funcionó –pensó. Volvió a mirarlo y notó que él la miraba fijamente solo con una tierna sonrisa en su rostro, sin querer recordó la última vez que se habían visto. “El beso”, maldijo en su mente por la mala suerte que tenía y por segunda vez sintió con aun más ardor sus mejillas. Quitó sus ojos de él y buscó a Sindra pero no la vio, se volteó esperando que estuviera atrás suyo esperándola pero no, no estaba. Suspiró y se acercó nuevamente a él.
Afrodisia –donde esta mi amiga? –lo miró seria
Bill –se fue con mi hermano –le dijo cerca de su oreja debido al ruido –tardaste un poco en reaccionar asique mi hermano se fue con ella
Afrodisia –que?! –dio un brinco –traidora –dijo para sí misma
Bill –no te duele nada? –sintió como su mano acarició uno de sus brazos, una pequeña corriente eléctrica atravesó todo su cuerpo
Afrodisia –ah…no, no me duele...emmm…gracias –se mordió el labio
Bill –no fue nada
Afrodisia –adiós –se despidió antes de que pasara algo más y lo más rápido que pudo fue atravesando a todo quien estaba enfrente suyo para salir de ahí. ¡¿Qué te sucede?! ¿Te tienes que poner taaaan pero tan torpe cuando estás frente a él? ¿Qué te está pasando? Definitivamente te afectaron los tragos, no más tequilas para ti –pensó mientras iba por las calles en busca de su moto pero no pasó ni segundos cuando sintió que alguien la llamaba pero ya sabía quién era. Estoy soñando, estoy soñando, es producto de mi cabeza –se repitió a sí misma. Justo cuando vio el callejón en donde había dejado su moto sintió un jalón y volteó
Bill –espera, no te vayas por favor –vio como estaba agitado y pequeñas gotitas corrían por su rostro –no te vayas
Afrodisia –ya te dije gracias asique déjame ir –se intento soltar –que no entiendes?!
Bill –no podrás irte
Afrodisia –quien dice que no?
Bill –tu moto no está ahí
Afrodisia –si claro –bufó –buen intento pero no caeré
Bill –míralo tu misma –le señalo el callejón –ven –le tomo del brazo y caminaron juntos hacia ahí –ves?
Afrodisia –PERO…PERO…QUE….TU…TU…QUE HICISTE CON MI BEBE?! -gritó al ver solo su casco en el suelo
Bill –yo no le hice nada
Afrodisia –aaah no…claro que no…porque mágicamente se desapareció! –ironizó –dime donde esta mi moto o te haré pedacitos y se los daré a tu hermano!
Bill –no te la puedo dar porque no la tengo yo, la tiene tu amiga –lo miró dudosa –al irse ellos se llevaron tu moto
Afrodisia –y porque harían ellos algo así?! Ella no haría eso…estas mintiendo –frunció el ceño
Bill –suponía que no me creerías…bueno, espera –metió su mano a su bolsillo, sacó un celular y marco los botones –alo?...si Tom soy yo…no todavía…estas con ella?...si…puedes pasarle el celular?...si…ok…espera –se acercó y extendió la mano –ten –con un movimiento rápido le quito el celular
Afrodisia –alo?
Sindra –ah…hola mujer, que paso?
Afrodisia –como que, que paso?! Te fuiste así nomas! Te llevaste mi moto y encima de todo me dejaste con este loco!
Sindra –me dejarás sorda sabes? Y bueno…vamos en orden, si me fui, me lleve tu moto que por si acaso, está sana y salva en mi casa y si…te deje con, bueno no es un loco…se llama Bill
Afrodisia –ya sé cómo se llama pero porque lo hiciste?
Sindra –bueno, digamos que no tenía opción…no seas mala y date una oportunidad si? –se escucharon risas
Afrodisia –no lo puedo creer….luego arreglare cuentas contigo
Sindra –sé que me odiarás ahora pero luego me lo agradecerás, bye
Afrodisia –traidora –le dijo antes de colgar la llamada
Bill –ya me crees?
Afrodisia –ten –le dio el celular –ahora si…adiós –se encamino hacia la avenida
Bill –no quieres que te lleve? –corrió a su alcance
Afrodisia –prefiero morir –dijo mirando a los lados
Bill –en serio? –se rió –interesante –se puso a su lado
Afrodisia –creo que no te quedo claro lo que te dije antes no? –resopló –no quiero estar cerca de ti si? Entiéndelo…que necio
Bill –no soy de los que aceptan un no por respuesta –le sonrió –tanto te cuesta ceder?
Afrodisia –aparentemente
Bill –mi moto esta solo a una cuadra adelante, ven y te llevo a tu casa, que dices? –iba a responder pero un silbido la sorprendió y miró de dónde provino
Afrodisia –hoy es la noche de encontrarse con idiotas –suspiró
Bill –que? –volteó su rostro y noto que venían diez hombres vestidos de negro con cadenas en sus manos –humanos
Afrodisia –no me lo digas…sabelotodo –se llevo una mano a su frente
X1 –miren, miren lo que tenemos por aquí –se posicionaron en un circulo encerrándolos
X 2 –que opinan chicos? –se lamió sus labios –que botín –los demás se rieron
X1 –que hacen tan tarde afuera de sus casitas? –se rió
Afrodisia –lo mismo digo…que acaso mami los dejo salir? –le sonrió
X2 –uuuh…tenemos a una fiera…
Afrodisia –como me dijiste? –Cerró sus puños –ten cuidado con tu boca…que puede ser lo último que digas
X2 –no puedo esperar a poner mis manos sobre ese cuerpo…dios…
Bill –ni lo pienses inmunda rata –se puso delante de ella
X3 –creo que hay que enseñarle modales a este niño –la miró a ella –no te preocupes preciosa, en un momento estamos contigo
X1 –mátenlo y a ella…déjenla viva que esta noche nos divertiremos con ella –todos fueron sacando navajas, moviendo las cadenas acercándose hacia a ellos
Bill –mi moto está detrás de esa calle, vete –la empujó hacia atrás
Afrodisia –disculpa? –se puso delante de él –se defenderme sola, gracias
Bill –pero yo estoy aquí asique –la movió y se puso adelante
Afrodisia –estás diciendo que soy débil? –se rió y lo empujó para atrás –tu puedes irte y huir
Bill –yo no huyo –la empujó nuevamente
Afrodisia –yo tampoco –lo dejo atrás
Bill –porque no dejas que te ayude?! –la jaló quedando frente a frente
Afrodisia –es porque NO…repito, no necesito tu ayuda! –le gritó y lo empujó –los ladrones se detuvieron estupefactos por la discusión que ellos estaban teniendo enfrente de ellos –porque no te las das de galán con otra? Seguro hay muchas en el bar que querrán que las rescates! –lo empujó del hombro
Bill –celosa? –le sonrió
Afrodisia –yo?! Déjame que me ría…por favor!
Bill –admítelo!
Afrodisia –nunca! Yo celosa de esas locas? Por favor…y por quien? No te des tanto crédito niño
Bill –no soy un niño! Niña tonta
Afrodisia –mira quien lo dice…tu eres el gran tonto que no acepta un no por respuesta –dijo burlona
Bill –que te cuesta decir que si!
Afrodisia –mucho! Que no entiendes que quiero que te alejas! –gritó cerrando los ojos, un montón de emociones la llenaron –no quiero que estés cerca!
Bill –porque?! Porque no me quieres cerca?!
Afrodisia –porque... –no quiero enamorarme –porque… –No pudo continuar porque vio que uno de los chicos se dirigía a él con una gran cuchilla –CUIDADO! –Antes de que se la clavaran por la espalda lo corrió de un empujón y le dio una patada al ladrón quitándole su cuchilla –me interrumpiste –dijo mirando al ladrón, le paso la cuchilla por el cuello –que descanses –se levantó
Bill –gracias
Afrodisia –quien sigue? –miró a los demás
X2 –tras ellos! –en segundos tuvieron a los nueve encima de ellos, se miraron y sonrieron. Espalda con espalda estuvieron peleando contra los ladrones, esquivando cada puñetazo y patada que les intentaban dar. Sin tardar fueron cayendo uno a uno quedando solo tres en pie. Para no llamar la atención acorralaron a los tres en el callejón en donde estaba la moto. Bill, tomando a uno por el cuello le clavó los colmillos, hasta dar con una vena, el hombre gimió tratando de librarse del agarre de las manos pero conforme la sangre salía sus fuerzas iban disminuyendo. Antes de que sus ojos se cierren se acercó y hundió más sus colmillos dejando así que la sangre corriera por sus labios, cerró sus ojos saboreando. Al abrir sus ojos notó que ya no sangraba y tiró el cuerpo cerca de unas bolsas de basura. Volteó para verla y vio como tenía acorralado a uno de ellos mientras le mordía el cuello, una sonrisa se apodero de su rostro pero tan rápido como llego se fue al notar como el que estaba tirado atrás de ella se levantaba y se dirigía hacia ella con una larga y sesgada daga. De un salto llegó frente a él, le golpeó el rostro logrando que botara el arma y lo lanzó a la pared en donde había un fierro saliente, al impactar se lo clavó en el corazón. Se acercó y vio como lentamente sus ojos se cerraban.
Afrodisia –estas bien? –sintió su mano posarse en su espalda, al instante se volteó
Bill –claro –le sonrió
Afrodisia –genial…vámonos –le dijo yéndose hacia la moto
Bill –ah?
Afrodisia –me llevarás a mi casa no? –le preguntó sonriendo….
CAPITULO 33
Con pocas horas para el amanecer, Afrodisia rezaba para que la puerta de la casa de Sindra estuviera abierta porque sino, no podría entrar. No había ni pasado unos minutos desde que se había montado a la moto con Bill para que la llevara a “su casa”. Por más que quería pensar con claridad sobre lo sucedido era lo menos que podía hacer. Cientos de pensamientos recorrían su mente y ninguno era sobre la pelea que tuvo con aquellos humanos ni menos sobre su amiga…con quien estaba “enojada” o al menos lo estuvo por unos breves momentos. Sin embargo, lo único que ocupaba sus pensamientos era lo que él le había preguntado antes de toparse con los humanos… “porque?! Porque no me quieres cerca?!” ¿Qué se supone que iba a responder? De cierta manera agradecía que aquel chico hubiera intentado atacarlo porque si no, ella le habría dicho… No, de ninguna manera. Tenía que calmarse, no podía dejar que lo que le había dicho Sindra le afectara porque no era cierto o eso quería creer. Pero como explicar entonces lo que sentía al estar cerca de él. Cuando estuvo en sus brazos se sonrojo y por segunda vez al recordar el beso que se dieron. Y ahora, estaba aferrada a su cintura. Es para no caerme de la moto, si claro. Pegada a su espalda podía sentir su aroma, tan embriagante. Basta! No pienses en eso, piensa en…en…“no te duele nada? –sintió como su mano acarició uno de sus brazos, una pequeña corriente eléctrica atravesó todo su cuerpo”… ¡Deja de pensar en él! –se regaño.
Tardaron unos diez minutos en llegar a la casa en donde vivía su amiga, al instante se bajo de la moto decidida a poner un fin a todo lo que estaba sintiendo. Se acercó a la puerta e intento girar el pomo, si estaba abierto.
Bill –mmm –se volteó –linda casa
Afrodisia –que casa?
Bill –la tuya –le señalo y se rió
Afrodisia –ah sí…mi casa –suspiró –bueno, gracias por todo y…adiós
Bill –oye
Afrodisia –dime –giró su rostro y vio que se había bajado de la moto
Bill –te puedo volver a ver? –su corazón se detuvo –digo, uno de estos días…sin una pelea de por medio
Afrodisia –yo…–suspiró –mira, no quiero ser dura pero –bajo su rostro
Bill –pero?
Afrodisia –sería mejor que no me vieras, créeme –le sonrió o eso intento
Bill –porque?
Afrodisia –no tengo que decirte mis motivos –cruzo sus brazos
Bill –tengo derecho a saber
Afrodisia –no….tu… –Suspiró –sabes? Eres el chico más odioso, creído, orgulloso y molesto que he conocido
Bill –lo tomaré como un cumplido –se miraron por unos minutos y rieron –ves, te ves mejor cuando ríes
Afrodisia –cállate –frunció el ceño
Bill –aunque enojada te ves mejor –le guiño el ojo
Afrodisia –que hare contigo? –Suspiró y cerró sus ojos –supongo que no me hará daño pasar un rato contigo
Bill –en…en serio?
Afrodisia –harás que cambie de parecer –le dijo seria
Bill –no, no…no lo hagas –se acercó –bueno…pásame tu celular –lo tomo y apretó unos cuantos botones –al rato una melodía empezó a sonar –listo
Afrodisia –que hiciste?
Bill –ya tengo tu número –le devolvió el celular –bueno… –se acercó y le dio un beso en la mejilla. Se alejo y se monto en la moto –nos vemos! –y se fue, vio como el rastro de polvo cubría la calle. Esperó un rato y luego entró a la casa, era demasiado para una noche.
Sin hacer mucho ruido subió a su cuarto, no es de extrañar que tuviera un pequeño cuarto en la casa de Sindra. Es la única que conocía y en quien confía, por ello sabe lo tedioso que puede ser quedarse en ese castillo que es su hogar. Cansada por todo lo sucedido, se acostó de una vez, esperando poder descansar lo suficiente…por lo que presentía mañana sería un largo día.
Del otro lado del pasillo se encontraba Sindra en su recamara mirando hacia la ventana, observando la luna. Habían pasado tantas cosas a lo largo de los últimos días que apenas si tenía tiempo para asimilarlo o para decidir el que hacer. La guerra por lo que había conversado con su amiga era inevitable asique no se podía hacer nada excepto prepararse para ser quienes ganaran, que según las palabras de Gustav serían ellos pero ¿sería sabio confiar en él? En todos los años que llevaba conociendo a Afrodisia jamás había lo conoció del todo pero nunca le inspiro confianza. Siempre había ese algo en su mirada que le provocaba temor. Solo una vez le comento lo que sentía a su amiga pero ella le dijo “Mi madre y mi padre confiaban en él” y nunca más se lo volvió a mencionar. Suspiró, ¿estaría ella siendo muy desconfiada de la palabra de su amiga o tal vez estaría en lo cierto?, quizás no estaría de más el estar atenta. Cerró sus ojos intentando descansar pero al instante los volvió a abrir, había algo más que la perturbaba esa noche, y era él. En silencio se levanto de su cama, camino hacia un cofre cuadrado que reposaba sobre su mesa de noche, acarició levemente el borde de este. De su cuello saco una cadena delgada que al final tenía una pequeña y dorada llave. Abrió el cofre, con cuidado sacó lo que contenía y lo cerró.
Nuevamente se sentó en su cama y utilizando la luz que brindaba la luna a través de la ventana abrió el cuaderno que tenía delante de ella. Hoja, tras hoja fue observando los dibujos que años atrás había elaborado mientras sus padres estaban con vida. “Tienes un gran talento, mi pequeña artista” recordó la voz de su madre al enseñarle uno de sus retratos. Pequeñas lagrimas corrían por sus mejillas, al ver como caían dejando rastro sobre los dibujos, paso el dorso de su mano sobre su rastro. Al llegar a la última hoja, tomo un carboncillo que estaba atado al cuaderno y cerró sus ojos, dejando que los recuerdos guiarán su mano comenzó a trazar unas delgadas líneas al inicio de la hoja formando poco a poco el rostro de un hombre. La forma del rostro tan masculina y fina a la vez, sus ojos…esa mirada tan penetrante que poseían, la línea tan fina que formaba su nariz respingada, sus pómulos tan suavemente marcados, sus labios…aquellos labios de un suave tono rosa cual flor, ni muy delgados ni muy gruesos…Su mano se detuvo y observó lo que sus dedos habían trazado, acercó su rostro al papel y sopló suave para alejar los restos del polvillo. Al mirar sus ojos sintió como si fuera verdaderamente él quien la estaba mirando, como si estuviera ahí frente a ella en este preciso momento. Sonrió al notar sus pensamientos. Dejo el carboncillo y el cuaderno en la mesa de noche y se acostó, no lo podía creer. Años atrás se había prometido el no volver a tocar aquel cuaderno ni menos intentar dibujar figura alguna pero ahora…luego de tantos años lo había hecho. Sonrió y antes de cerrar los ojos miró el retrato que había hecho….
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