viernes, 19 de marzo de 2010
Fic "Mein Engel" Capitulo 66
Lunes. Poco a poco me desperté, mi futura “esposa” estaba jugando con mis nuevas trenzas. No abrí los ojos para ver qué es lo que haría la muy traviesa. Sentí como iba pasando sus dedos por cada una de mis trenzas me dio cosquillas cuando paso por mi cuello pero aguante las ganas de reír, siguió el camino bajando por mi pecho y se detuvo ahí. Sus dedos temblorosos subían y bajaban, sentí como la cama se hundía, en segundos ella estaba cerca a mí rozando mi rostro con su pequeña nariz, algo húmedo se poso en mi mejilla una y otra vez delicadamente. Dejo de besarme y recostó su cabeza en mi pecho, lentamente saque mis brazos de las sabanas y la abrace, subió su rostro y me miró para luego acomodarse y cerrar sus ojos. Ambos estábamos cansados y volvimos a dormirnos.
Por la tarde nos tuvimos que despertar gracias a que mi hermanito entro para levantarnos. Almorzamos juntos y luego la deje en su casa y por más raro que sonora quedamos en volvernos a ver solo hasta el día de nuestra boda. Así sería más especial, fue idea de ella, me costó aceptar porque no quería estar sin verla pero si ella quería lo haría. La despedida claro esta tardo más dado que no la vería, estando en el auto espere a que entrara y luego me dirigí a mi casa, aun me faltaba arreglar algunos detalles para el miércoles asique no podía perder tiempo….
Suspire al entrar en la casa, la felicidad se me veía a kilómetros, creo que era inevitable el no sonreír. Dando brincos fui a mi cuarto, deje mis cosas y fui en busca de Yareth; busque en su cuarto pero no lo encontré asique fui al jardín, al salir pude verlo de espaldas iba a saludarlo cuando me detuve al ver quienes estaban con él.
Aqua: Rafael, Gabriel…hola –un miedo se apoderó de mí, ya se habían enterado. Que ilusa, yo sabía que tarde o temprano se enterarían de nuestros planes ahora quedaba enfrentarlo –que paso?
Rafael: tu mejor que nosotros sabe lo que está pasando –me asuste, estaba casi gritando
Gabriel: Rafael por favor no –lo cortó
Rafael: no! –me miró enojado- porque nos haces esto más difícil? Ah? –se acercó- sabes que no puedes estar con el y ahora…quieres casarte?!
Yareth: no seas tan duro con ella, yo apoye la idea –dijo mi Guardián poniéndose enfrente de él- yo apoye a Tom para que lo hiciera
Rafael: tú mismo dijiste que quería que no sufriera, que es lo que estás haciendo?! Acaso no sufrirá más?! –el agacho la cabeza- no lo pensaste…
Aqua: por favor, no te descargues con el…si tienes que hacerlo hazlo conmigo –respire profundo y me puse delante de Yareth- se que lo que estoy a punto de hacer va contra las reglas y perdónenme pero si lo haré. Yo…me casaré con Tom y luego regresaré al cielo…Tom sabe de mi situación, sabe muy bien que tenemos prohibido nuestra relación, el me ama…está dispuesto a luchar por mí…y aún sabiendo que me marcharé quiere casarse conmigo…pasar solo unos días junto a él…para luego dejarme ir…quizás es mucho pedir pero…por favor…solo pido que me den tiempo…estar unos días con él siendo su esposa…y…yo volveré, le borraré la memoria y todo seguirá su curso normal…solo eso pido…Rafael –espere…y espere a que una palabra saliera de su boca pero no, me dio la espalda y se dispuso a irse, harían algo? Nos detendrían?
Rafael: Aqua –lo miré- tienes tres días, cuando ya hayan pasado los tres días después de tu boda…vendremos y se acabará todo –dicho esto se fueron, tres días….serían solo para él y para mí.
No dije nada y entre a la casa, fui a mi cuarto y me desplomé en la cama. Me bastarían tres días? Tres días para demostrarle cuanto lo amo, escuchar su dulce voz, dormir juntos, bromear, enfadarnos,…solo tres días. Las palabras de Rafael retumbaban en mi mente como martillo clavando un clavo, como decirle que solo teníamos tres días cuando en nuestras ilusas mentes pensábamos que poseíamos más tiempo. Doble mi s rodillas pegándolas a mi cuerpo y lloré, quería botar todo lo que sentía, todo ese dolor, tristeza, quería que se alejara y solo quedara nuestro amor, solo eso. Escuche como la puerta se abría ni me voltee, sentí como unos brazos me tomaban y me obligaban a voltearme, como pude me levante y me tire a sus brazos, quería sentirme protegida, sentir que todo estaría bien aun cuando sabía que no sería así. Las lagrimas no dejaba de bajar, estaba desconsolada, deseaba no ser un ángel así podría estar con Tom sin que nadie nos lo negara, sin impedimentos, solo nuestro amor guiándonos pero esa no era la realidad y tenía que afrontarlo, por él…por mí….por nosotros.
Las horas pasaban y Yareth no se despegó ni un segundo de mí, sabía que lo necesitaba en estos momentos, el siempre había estado conmigo, cuidándome para que no sufriera y ahora no podía hacer nada para evitarlo. Mis ojos me ardían por el llanto pero aun así no quise dormir pero poco a poco los arrullos de Yareth vencieron y caí rendida.
Fui cayendo en un profundo sueño, estaba en la casa del amigo de Tom, mirando por el balcón, mis manos estaban acariciando mi vientre en círculos, al mirarme vi que tenía una enorme panza, sentí como alguien por atrás me abrazaba al juntar nuestras manos vi los anillos idénticos, subí mi mirada y vi a Tom sonriendo. Abrí mis ojos, porque soñaba eso? Volví a sentir el dolor, acaso mi mente quería torturarme? Trate de volver a dormir pero no pude, en vez me mantuve pensando en aquel sueño mientras abrazaba el osito de peluche….
Martes. Lentamente fui abriendo mis ojos, la luz del sol inmediatamente me hizo cerrarlos. Al acostumbrarme vi que todavía tenía al pequeño osito entre mis brazos, estaba algo húmedo por mis lágrimas, lo miré y sonreí. Me convencí a mi misma que no podía caer en un estado de depresión, no ahora. Tenía que seguir entrenando, me levante, duche y habiando desayunado salí al jardín donde me esperaba Yareth. Toda la mañana estuvimos peleando, con poderes, sin poderes, hubieron veces en que llegue a recibir buenos golpes pero era por estar desconcentrada, como era de esperarse me regaño. No podía estar pensando en otras cosas, mi vida podía depender de ello asique me esforcé más y enfoque toda mi atención en la pelea.
Por el mediodía nos detuvimos para tener un descanso y poder almorzar. A cada rato el trataba de sacar una sonrisa en mí, se lo agradecí, necesitaba mucho apoyo en estos momentos porque si no podría colapsar. Cada quien se fue a dormir una hora pero no dormí, aprovecho el tiempo para mandarle mensajitos a Tom, quien al parecer estaba corriendo con los últimos detalles. Me contó que ya había mandado las invitaciones no muchas porque sería algo bien privado, había hablado con Andreas para hablarle de la situación y me conto que él estaba más que contento de que usaran su casa es más, que se sentiría ofendido si no lo hiciéramos, reí. También me dijo que su madre había ido a visitarlos, le toco su charla sobre “el matrimonio”. En mi mente me debatía si contarle o no sobre la visita de los arcángeles, temía lo que pudiera pensar pero no podía mentirle y necesitaba escuchar lo que él pensaba asique le dije. Le explico poco a poco todo lo que había sucedido, lo que se había dicho y claro en los últimos momentos no pude evitar que lagrimas brotaran nuevamente; él me consolaba, me decía que juntos lograríamos pasar todo esto, que aun si fuera un solo día juntos sería el mejor de todos, me dijo que esos días estaríamos como “chicle” al escucharlo me reí, no sé como lograba aun estando triste sacarme una sonrisa.
Al igual que cuando tuve el encuentro con Lust, estaba destruida y él me animo. Tenía tanta suerte en tenerlo a mí lado, se lo dije y el solo se limito a decir “lo sé”, creo que esa parte de él nunca cambiaría. Acabada la hora escuche como Yareth me llamaba asique me tuve que despedir de Tom, al igual que en la mañana nos la pasamos practicando hasta que caímos rendidos en la grama, ambos agotados. En la cena nos dedicamos a conversar, ambos estábamos preocupados de la “desaparición” de los demonios. Ninguno de estos días se habían demostrado y eso era sospechoso, al parecer estaban esperando el momento perfecto para contra atacar. No sabíamos cuando pero estaríamos listos. Limpiamos todo lo que ensuciamos y nos fuimos a dormir. Ya con el pijama puesto, me recosté en la cama y marque el numero de Tom, quería escuchar su voz antes de dormir….
Con mi hermano nos despedimos de mamá que había pasado todo el día con nosotros, para ayudarme con los arreglos de la boda que ella insistía que si lo hacíamos solo nosotros quedaría feo, que fe que tiene en sus hijos, decía que necesitaba “el toque femenino” aunque me cuesta admitirlo tenía razón. Asique estuvimos metidos en la casa de Andreas todo el día, terminamos exhaustos pero viendo el resultado puedo decir que valió la pena.
Antes de irnos quise hablar con Andreas, lo aparte del grupo y le explique un último favor que más favor era petición. Mientras más le hablaba él se quedaba con la boca abierta, temí que me negara lo que le decía pero al final me dijo que sí, listo!
Más que contento nos fuimos a la casa para tomar un baño y luego a dormir que mañana era el día. Estaba apagando las luces de mi cuarto, iba a acostarme cuando escucho el celular y para más no lo tenía a la mano, bien campeón a ver si no se te pierde la llamada; como loco empecé a buscar el celular y justo a tiempo lo encontré. Era Aqua; ambos cada quien en su casa, recostados hablábamos de nuestro día, ella aun seguía algo decaída por la visita que había tenido, cuando me lo conto en la tarde me sentí mal, tres días parecían una nada pero no por eso los derrocharíamos, yo ya se lo había dicho, chicle. No nos despegaríamos el uno del otro, claro para cosas como ir al baño sí pero por lo demás no, estaríamos juntos pase lo que pase. Luego de hablar por tres horas colgamos si no nos quedaríamos dormidos, me quede viendo hacia el techo, suspirando, en solo unas horas estaría esperándola en el altar para convertirnos en marido y mujer, quien diría…Tom Kaulitz casándose.
Con el pasar de los minutos me dormí y empecé a soñar, en mi sueño caminaba por la casa de Andreas, subía las escaleras, entraba a una de las habitaciones y en el balcón estaba ella, con una bata de seda que le llegaba a los muslos, caminé hacia ella y por detrás la abracé y pude sentir su barriga crecidita. Me sentía feliz, eso sería lo mejor que podría pasarnos….
Tom y Aqua dormían anhelando que pasara la noche para así dar inicio a lo que sería el comienzo de una nueva vida juntos. Las estrellas iban brillando cada vez menos gracias a la presencia del sol que desde las montañas iba saliendo para dar inicio a un nuevo día. Mientras los últimos rayos del sol salían, en callejón abandonado estaban Lust y Desire discutiendo…
Desire: no fastidies Lust
Lust: y cómo quieres que este?! ¡Ese idiota se atrevió a golpearme! ¡Esto no se quedara así! ¡No me dejare!
Desire: tú y tu estúpido ego, porque no le bajas…arruinarás todo
Lust: ¡¿ellos se casaran el día de hoy y tu estas tranquila?!
Desire: es porque a diferencia de ti imbécil tengo cerebro
Lust: a ver, cuál es tu idea?
Desire: deja que se casen hoy –dijo apoyándose en la pared
Lust: ¡¿Qué?! Ah nooo…yo no lo haré! –Le dio la espalda y se preparaba para volar cuando sintió como le jalaba del brazo -¡¿ahora qué?!
Desire: estúpido! Deja que se casen…y luego los atacamos…hazme caso
Lust: no me gusta la idea –cruzó sus brazos
Desire: yo sé lo que te digo, deja que disfruten sus últimos días juntos…porque luego…será el fin de ambos….
Aunque no se encontraba muy convencido se quedo junto a ella y le prometió no atacar. Del otro lado de la ciudad en la casa de los gemelos, todo era un caos, Bill corriendo de un lado para otro, la mamá asegurándose que Andreas reciba a los invitados y Tom quien de los nervios se tardaba más de lo debido poniéndose su ropa. “Cálmate….cálmate” se decía si mismo mientras ataba los lazos de su zapato. Se paró frente al espejo y vio detenidamente como estaba vestido, ya era hora. Cerró la puerta de su cuarto, sacó la maleta que tenía y la guardo en su carro, cuando ya todos estaban dentro arrancó dirigiéndose a la casa en donde se realizaría la boda.
En la casa de Aqua no era tanto el caos, Yareth estaba ya vestido con su vestimenta formal esperando sentado en el sillón a la novia. En su cuarto Aqua, estaba terminando de ajustar el vestido, se miró por última vez al espejo, tomo sus cosas y salió. Entro a la sala y al estar frente a Yareth lo abrazó, vio como los ojos de su guardián se ponían vidriosos pero antes de que las lagrimas salieran, caminó hacia la puerta y ayudo a Aqua a salir y subirse al carro que había rentado para la ocasión.
Era casi mitad del día y ellos aun seguían en la autopista, había tráfico. Por más que Yareth trataba de calmar a Aqua ella estaba tensa, estaba ya media hora retrasada y como estaban en carretera no había señal del celular para avisar a Tom quien en esos momentos estaba decaído…
Bill: tranquilo, estoy seguro que ya viene –dijo poniendo una mano sobre el hombro de Tom
Tom: pero...ya debería estar aquí…y si se arrepintió?
Bill: ya verás que no…tranquilo
Dejando a su hermano sobándose las manos fue a hablar con su madre quien estaba intentando localizar al celular de Aqua pero sin resultado alguno.
Bill: no has tenido suerte? –dijo cerca de su madre
Simone: no, nada…espero que ya estén cerca
Bill: si
Simone: como esta Tom?
Bill: mal
La gente se empezaba a impacientar, algunos se levantaban de sus lugares; en esos instantes el corazón le palpitaba fuertemente a Tom, miles de pensamientos pasaban en su mente. Caminaba de un lado a otro viendo de reojo la entrada para ver si ella aparecía, pero no vio nada.
Luego de hablar con su hijo, Simone camino por la casa mientras seguía intentando llamar a Aqua; se encontraba en la entrada cuando escucho el sonido del motor de un carro entrando por el portón, al dirigir su mirada en quienes iban en el carro soltó un suspiro. Guardo su celular en un bolsillo de su traje, se acerco al carro y ayudando a Yareth bajaron a Aqua.
Bill de nuevo al lado de su hermano no sabía cómo calmarlo, ninguna de las palabras de animo que decía surtían efecto. A pedido de su hermano estaban a punto de decir que habría un receso hasta que la novia llegara pero no lo hicieron. Antes de que dijeran algo apareció su madre corriendo, jalo a su hijo menor y le hablo al oído, este solo sonrió y le hizo la señal para que dieran inicio a la música. Todos al escuchar la música se sentaron. Tom fijo su vista en el comienzo del arco adornado con rosas blancas y ahí estaba, con el cabello algo desordenado, con su respiración agitada, sonriente junto a ella estaba Yareth. Con la señal de los músicos lentamente dio inicio a su caminata, acercándose poco a poco al altar en donde esperaba él.
Pequeñas y fugaces miradas, sonrisas, suspiros, y dos corazones latiendo al mismo ritmo. Parados el uno junto al otro escuchaban las palabras del cura, quien hablaba del compromiso que significa el estar en santo matrimonio. En las sillas estaban los padres, hermano y amigos presenciando aquel momento tan especial, viendo como un hijo, hermano y amigo daba un paso adelante para convertirse en un compañero de vida. Dadas las palabras del cura ambos toman los anillos jurándose amor, fidelidad para toda la vida.
Pequeñas lágrimas corren por varios rostros al ver el sello de amor, la promesa eterna de aquella pareja. Luego que el cura diera las últimas palabras se escucha “puede besar a la novia”. Ambos se juntan, entrelazan sus manos y se dan un corto beso.
Poco a poco se alejan, no hay temor, no hay miedo, ni soledad solo felicidad en los ojos de Tom y Aqua, quienes ahora son marido y mujer.
Todos se acercan a felicitar a la joven pareja, a desearles un futuro lleno de prosperidad y alegrías. Luego de acomodar el jardín la música da inicio a la fiesta y como es costumbre la pareja da su primer baile como tal. Una dulce melodía suena en los parlantes y como la anterior vez toma su mano con un poco más confianza dispuesto a ser quien dirija cada paso. Mientras bailan no se dejan de mirar transmitiéndose su amor a través de sus ojos, Aqua lentamente deja reposar su cabeza en el pecho de Tom al hacerlo puede escuchar como su corazón late más fuerte que nunca al igual que el de ella.
Bailes, bromas, risas y brindis con champaña, así siguen festejando por un amor que lucha por salir adelante sin saber las adversidades que en unos días enfrentarán.
Ahora, con solo la luz de luna iluminando uno a uno de los invitados se van despidiendo, de un momento a otro solo quedan la joven pareja con la madre e hijo menor que no tarden en irse; moviendo sus manos los despiden y ven como el carro se va alejando por la carretera. Entrelazan sus manos y deciden caminar por el jardín, mientras caminan conversan de los nervios que en el día los atormentaron, estando en un rato sentados en una de las bancas aprecian el cielo que hoy los acompaña cada uno en su mente pidiendo un deseo, estar juntos siempre.
Ya cansados se levantan e ingresan a la casa, robándose besos mientras subian por las escaleras que dan a la habitación principal.
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